Rafael Correa: “Callar en nombre de la libertad, la libertad de expresión como esclava del capital”
(AW) “Conozco ese caso. Es muy doloroso para la historia argentina, pero vea cuántos murieron en el bombardeo de la OTAN a Libia. Comparemos las cosas también y veamos donde están los verdaderos peligros; no debemos manipular”. ¿Se puede deducir de esta declaración (tomada de la cita del diario La Nación) que el presidente ecuatoriano Rafael Correa está menospreciando la magnitud del atentado a la AMIA?
Sólo está marcando que también hay que destacar otras realidades, que se ocultan, como la masacre de la OTAN en Libia y tantas otras sistemáticamente realizadas por la OTAN y sistemáticamente silenciadas por lo mismos medios que construyen un escándalo artificial de una declaración cuyo significado es preciso y claro.
La Agencia Walsh estuvo presente en La Plata, este martes 4 de noviembre, cuando la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP le entregó el Premio Rodolfo Walsh al Presidente Latinoamericano por la Comunicación Popular, en el marco de una multitudinaria manifestación popular.
Lo que sigue es la transcripción casi completa del discurso del Presidente Rafael Correa en esa ocasión (con subtitulados editados por nuestra Agencia Walsh) magistral exposición que se constituye en la mejor respuesta y explicación al porqué de tanta tergiversación y malversación lingüistica, y al porqué es necesaria la cabal aplicación de la Ley de Medios en Argentina, hoy provisoriamente trabada por los jueces venales, al servicio de las corporaciones.
Transcripción y selección: Leonardo Del Grosso
“Algunas veces me estremezco, queridos jóvenes, al pensar la vulnerabilidad de nuestras sociedades. Se dan cuenta que lo que pensamos de personas que ni conocemos, gran parte de las decisiones que tomamos para nuestras familias, para nuestros negocios, lo que opinamos de supuestos hechos de la vida nacional e internacional depende de lo que nos digan o callen un puñado de medios de comunicación. Aunque este es un problema planetario, en Latinoamérica, dados los monopolios de medios, su propiedad familiar, sus serias deficiencias éticas y profesionales y su descarado involucramiento en política, el problema es mucho más serio.
Pocas veces he visto tantas y tantas contradicciones en defensa de intereses, pero con envolturas tan bellas como el nombre de libertad. Han tenido la habilidad de identificar negocios dedicados a la comunicación con la libertad de expresión y la crítica a estos negocios como oposición a dicha libertad. Esto es tan absurdo como decir que criticar al presidente es oponerse a la democracia. Lamentablemente todavía hay mucha gente que compra este discurso.
He llamado entonces a esta intervención y a estas ideas que les quiero transmitir en esta tarde ‘callar en nombre de la libertad, la libertad de expresión como esclava del capital’.
La concentración de los medios de comunicación en un pequeño puñado de capitalistas
“En nuestro país los medios de comunicación escritos a nivel nacional son propiedad de media docena de familias. El mayor diario nacional, el Universo, pertenecía, hasta que denunciamos aquello, a empresas fantasmas en Islas Caimán. El título de ese diario el lema es ‘el mayor diario nacional’. Bueno, en realidad era el mayor diario de las Islas Caimán.
El diario La Hora y la revista Vanguardia, ambos acérrimos opositores al gobierno, son propiedad de Francisco Vivanco, alto funcionario en el gobierno de León Febres Cordero, 1984-1988, uno de los gobiernos más represivos que el Ecuador recuerde. Esa es la gente que nos habla de libertad, de derechos humanos, que nos da cátedra de moral y buenas costumbres. Diario Expreso, propiedad de Galo Martínez Merchant, ministro de gobierno antes y durante la dictadura de Velasco Ibarra, donde desaparecieron y asesinaron a varios dirigentes estudiantiles, como Milton Reyes, un mítico estudiante universitario. El Comercio, que es de la familia Mantilla, que al inicio del gobierno amenazaba a sus empleados si simpatizaban con la revolución ciudadana. Diario Hoy, de Jaime Mantilla, actual presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa, y primo de los dueños de El Comercio.
Cuando llegamos al gobierno en el 2007, cinco de los siete canales de televisión nacionales eran propiedad de banqueros. Ustedes pueden imaginar lo que sucedía cuando se quería tomar alguna medida de regulación bancaria: teníamos una campaña mediática impresionante. Cinco de los siete canales nacionales, propiedad de banqueros.
Muchas veces los negocios dedicados a la comunicación, además de formar monopolios y oligopolios de propiedad familiar, se encontraban vinculados íntimamente con otros intereses empresariales distintos a los de la comunicación. De hecho la práctica generalizada era hacer un emporio económico y luego invertir en medios de comunicación, no para informar, sino para defender los intereses del emporio.
Por ejemplo en Ecuador, y tenemos evidencias más que de sobra, la familia Isaías, poseía un grupo de más de doscientas empresas, entre ellas el banco más grande del país, y poco a poco adquirieron también dos canales de televisión nacionales en señal abierta, un canal nacional por cable, el propio servicio de televisión por cable, tres radios regionales, y varias revistas. Cabe indicar que el banco Filanbanco, el mayor del sistema, propiedad de los Isaías, quebró fraudulentamente, por lo que los hermanos Isaías son fugitivos de la justicia ecuatoriana y se hallan refugiados, como no podía ser de otra manera, en Miami, pese a los pedidos de extradición del gobierno ecuatoriano.
El emporio del Banco de Pichincha y de la tarjeta de crédito Diners Club, propiedad del banquero Fidel Egas, es propietaria de varias revistas y del canal del Amazonas. Hasta hace poco era dueña de ese canal. Supuestamente lo han vendido. Es una cosa que hay que revisar. Canal que dicho sea de paso fue incautado a la familia Granda Centeno por una deuda con Diners sin que nadie dijera nada sobre atentado a la libertad de expresión, pero cuando nuestro gobierno incautó, en el 2008, las empresas de los Isaías, entre ellas los medios de comunicación, puesto que debían más de 600 millones de pesos al Estado, ustedes pueden ver lo que dijo la prensa: en nombre de la libertad de expresión era preferible que esos medios estén en manos de banqueros corruptos y prófugos antes que en manos públicas. Esa es la prioridad, esa es la escala moral de cierta prensa. Sin duda, eso sí, nuestra prensa era libre, pero libre de impuestos, junto con medicinas e insumos agrícolas. Lo mismo ocurría aquí en Argentina: poder mediático. Junto con medicinas e insumos agrícolas, las importaciones de papel periódico eran las únicas totalmente exoneradas de aranceles e impuestos. Para negocios privados con fines de lucro; no para las hermanitas de la caridad.
El canal del Amazonas declaró pérdida durante 10 años sin pagar 20 centavos de impuestos, y no había gobierno que se atreviese a enfrentarlo. Por supuesto, poder mediático. Existía altísima explotación laboral donde incluso había periodistas sin estabilidad y pagados a destajo. La falta de estabilidad, descontextualización, sesgo en la información, son por decir lo menos, patéticos. Como soy un presidente que enfrenta cierta prensa, créanme, si a mi me muerde un perro, al día siguiente entrevistan al perro. Si para defenderme me atrevo a patear al perro, me acusan por ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Comité de Defensa de los Animales…”
“No entienden que verdades a medias son dobles mentiras”
“Aquello de decir la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad para excluir cualquier posibilidad de engaño, ni siquiera lo entienden. No entienden que verdades a medias son dobles mentiras. Hace poco nomás, unos días, uno de los tantos ejemplos, esto es todos los días, quisieron pues afectar la reputación de nuestra ministra de obras públicas diciendo que en el 2008 cuando ella era ministra de vivienda un socio suyo en la vida privada tenía un contrato de construcción de viviendas en el gobierno. Y era cierto, pero le faltó decir el pequeño detalle que el contrato lo había ganado en el 2006 cuando ni siquiera éramos gobierno. Las verdades a medias que son dobles mentiras. A nivel periodístico, aunque no lo crean, se nos dice que debemos tolerar hasta las mentiras en nombre de la libertad de expresión. Es decir, defienden las mentiras en nombre de la libertad, y se olvidan que hasta del mismo evangelio nos dice solamente la verdad os hará libres. No somos, créanme chicos, no somos intolerantes con la prensa, somos intolerantes, como debemos serlo, con la mentira, con la corrupción, con la mediocridad, con la mala fe, y en América Latina la prensa miente amparándose en la libertad de expresión, confunde información con opinión y creen que cuestionar es engañar. Su involucramiento en política es descarado. En el año 2009, el día 10 de agosto, fiesta nacional en la cual doy el informe anual ante el Congreso, los 5 diarios nacionales, miembros de la asociación de editores de diarios, ADEFA, algo así, se llama esa asociación, los cinco diarios nacionales sacaron a colores en los anversos y reversos, de portada y contraportada, exactamente el mismo ataque, acusándonos que en Ecuador no había libertad de expresión”.
“Organizaciones de la sociedad civil”
“Adicionalmente poseen abundantes instrumentos de poder, tanto nacionales como internacionales. Tenemos por ejemplo, y esta es otra estrategia de la derecha: como ya no pueden captar el poder, nuestros pueblos los rechazan en las urnas, crean supuestamente las organizaciones de la sociedad civil, fundaciones sin fines de lucro, y muchas veces son fundaciones sin fines confesables, verdad? o con fines inconfesables. Tenemos por ejemplo la fundación Fundamedios, creada, financiada y dirigida por los propios medios de comunicación, recibida directamente en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Yo tengo que pedir cita para que me reciban. Los estados tenemos que pedir cita. A estos los reciben directamente, en nombre de la sociedad civil ecuatoriana, y para denunciar, como no podía ser de otra manera, la falta de libertad de expresión, por acusaciones tan graves como procesos legales seguidos contra periodistas. Dicha fundación nunca denunció, y peor aún, nunca acudió, jamás acudió a instancia alguna cuando por ejemplo casi matan a golpes a la reportera de Telesur en Ecuador, Helena Rodríguez. Fue agredida: nunca dijo nada. O cuando periodistas de medios públicos han sido, ahí si, injustamente enjuiciados, como los presentadores de noticias de Ecuador TV cuando el 30-S pues recibieron una agresión de parte de los golpistas. Se empezó una investigación contra esos golpistas, y en represalia, esos golpistas enjuiciaron a los periodistas del canal público.
Cabe indicar que a Fundamedios también la financia USAID, la agencia de cooperación norteamericana, y que en los famosos WikiLeaks, que con tanta discrecionalidad y oportunismo publicaron los medios, esto nunca publicaron, publicaron lo que creía que iba a afectar al gobierno ecuatoriano, y en los famosos WikiLeaks aparece como uno de los contactos de la embajada de Estados Unidos”.
“Asiduos comensales de la embajada de Estados Unidos”
“Su famoso director, César Ricaute, dijo que ellos vendían y daban informes periódicos a todas las embajadas. Preguntamos a cada una de las embajadas y ninguna, excepto la de Estados Unidos, recibía por supuesto los informes de Fundamedia. Eso es lo que tenemos que enfrentar día a día.
También en WikiLeaks aparecen varios periodistas de la oposición como, entre comillas, asiduos comensales de la embajada de Estados Unidos.
La denuncia de diario El Telégrafo, un diario público, que dice claramente que Estados Unidos crea esos informes con reportes de periodistas claves. Incluso en varias ocasiones la visita de funcionarios del Departamento de Estado o de especialistas estadounidenses al país era motivo para reuniones con periodistas, políticos, empresarios y, entre comillas, líderes de opinión. Con la información elaboraban informes para diseñar estrategias de acción política con los diversos gobiernos. Encabezaba esta lista el celebérrimo Jorge Ortiz, ex entrevistador estrella de TeleAmazonas y actual periodista de la revista Diners”.
“El financiamiento viene de los Estados Unidos, país que no es signatario de la CIDH”
“En la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, continuando con todos los aliados que esta gente tiene en algunas embajadas, periodistas de oposición, asiduos comensales de dichas embajadas, fundaciones que denuncian selectivamente supuestas agresiones a la libertad de expresión y supuestamente dan informes a las embajadas y resulta que a la única que dan es a la de Estados Unidos, también tenemos la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que cuenta con una relatoría, de las 8 existentes, tiene 8 relatorías de derechos de CIDH, derecho de personas discapacitadas, derechos de pueblos ancestrales, etc., pero a diferencia de las otras 7, la relatoría para la libertad de expresión es la única que cuenta con informe y financiamiento propio.
Es decir, paga para que controlen al resto, y en consecuencia no se somete a la Comisión, y también financiamiento de la Unión Europea, que obviamente no es parte del sistema interamericano. Es que este financiamiento propio, este informe independiente, supone la supremacía del derecho a la libertad de expresión sobre otros derechos como digamos el de las personas con discapacidades. No, jóvenes, no se engañen. Sencillamente demuestra la supremacía del capital detrás de las empresas dedicadas a la comunicación”.
“Si no nos llega la condena de la SIP, nos empezamos a preocupar”
“Ni que hablar de la Sociedad Interamericana de Prensa. Descubro en sus orígenes, creada por la CIA para contrarrestar al régimen cubano, e integrada no por periodistas, sino por los dueños de los medios impresos de comunicación. Aquí es como religión: de acá a seis meses nos llega la condena de la SIP. O sea, si no nos llega la condena de la SIP nos empezamos a preocupar, dicho sea de paso. Todos ellos pretenden hacer pasar, a cualquier periodista o medios, por abusivos que sean, como un heroico Joaquín Chamorro en Nicaragua, denunciando dictaduras, o un Guillermo Cano, de Colombia, develando el narcotráfico, ambos cobardemente asesinados. Jamás pueden imaginar que existan los sinchis. ¿Ustedes saben quien es Sinchi, no? Es un personaje, el oscuro radiodifusor de la novela Pantaleón y las Visitadoras, del inefable Mario Vargas Llosa, personaje, que usando su poder mediático, se dedicaba al chantaje y a la extorsión, pero eso no existe; sólo existen heroicos periodistas, Chamorro obviamente, y Cano, sí son verdaderamente heroicos, persiguiendo a políticos corruptos que no aceptamos el escrutinio, que no aceptamos a la prensa independiente. El mismo Vargas Llosa, por la descarada participación política electoral, del diario El Comercio del Perú, chiflenló nomás, que tampoco me cae bien ese tipo, pero les quiero demostrar cómo la propia gallada, cuando se pelea, se denuncian, pero no pasa absolutamente nada. Si nosotros le hubiéramos dicho la décima parte de lo que dijo Vargas Llosa al diario El Comercio, atentado a la libertad de expresión, insultos, agresiones, a la prensa libre independiente.
Veamos qué dice Vargas Llosa a El Comercio en las últimas elecciones presidenciales peruanas. ¿Qué es lo que dice Vargas Llosa sobre El Comercio? ‘Viola a diario las más elementales nociones de la objetividad y de la ética periodística, silencia y mantiene la información, deforma los hechos, abre sus páginas a las mentiras y calumnias que puedan dañar al adversario, a la vez que en todo el grupo de medios se despide o intimida a los periodistas independientes y se recurre a las insidias y golpes bajos de los peores pasquines que viven del amarillismo y el escándalo’. Esto dice Vargas Llosa del diario El Comercio del Perú”.
“Pura y simple difamación”
“La pregunta es ¿Qué sucedió? Ante estas gravísimas denuncias que demuestran que esa prensa no está haciendo información sino simple manipulación, pues no se hizo absolutamente nada.
¿Cómo era la prensa en mi país, queridos jóvenes, lo aprendí desde hace muchos años, cuando yo también era jóven como ustedes, cuando era presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios Particulares del Ecuador, y organicé en al año 1985, declarado Año Mundial de la Paz, un festival universitario en mi ciudad natal, Guayaquil, en acuerdo con el diario El Universo, para darle toda la cobertura al evento. Había cosas históricas. Tal vez el grupo musical más importante en Ecuador es Pueblo Nuevo.
Sin embargo, como en esos días decidimos apoyar como Federación un proyecto de ley que prohibía la publicidad de alcohol y cigarrillos, lo cual afectaba económicamente a los medios, créanme que ni siquiera me volvieron a permitir ingresar al diario. Esa es la prensa libre e independiente. Libres de sus pueblos; bastante dependiente del capital y de los negocios.
Ejemplo: Probablemente sabrán que entablé, gané y perdoné, un juicio contra diario El Universo y su jefe de opinión, Emilio Palacio, por su artículo eufemísticamente llamado no más mentiras donde me acusaban de haber disparado, ordenado fuego a discreción y sin previo aviso, a un hospital lleno de civiles y de haber cometido delito de lesa humanidad el 30 de setiembre de 2010, cuando fui yo el que casi muere en un intento de golpe de Estado. Déjenme leer textualmente lo que dice. Esto es lo que dice este señor, jefe de opinión del diario El Universo, el más vendido del país: ‘el dictador debería recordar por último, y esto es muy importante, que con el indulto en el futuro, un nuevo presidente, quizá enemigo suyo, podría llevarlo ante una corte penal por haber ordenado fuego a discresión y sin previo aviso contra un hospital lleno de civiles y gente inocente. Los crímenes de lesa humanidad, que no lo olvide, no prescriben’. Como ustedes se darán cuenta por ningún lado esto es opinión sino una clara acusación injuriosa, pura y simple difamación. Se puso el juicio por injurias, porque no quisieron rectificar, como ordena la Constitución. Nuestra Constitución ordena que cualquier noticia inexacta la persona afectada tiene derecho a rectificación inmediata, gratuita y en el mismo espacio, pero estos medios se creen por encima de la ley e incluso de la Constitución, y se puso el correspondiente juicio. Lo trajicómico de esto es que en el Ecuador hay alrededor de tres mil juicios por injurias, tres mil. Pero cuando se le puso el juicio a un editorialista difamador, recién ahí penalizar la injuria era un atentado a la libertad de expresión, y se emprendió a nivel nacional e internacional una campaña impresionante que ustedes escucharon y vieron, incluso con abiertas mentiras, para hacer creer que en Ecuador no había libertad de expresión, que se estaba penalizando la opinión, y se estaba persiguiendo periodistas. ¿Saben cuántos periodistas presos hay en Ecuador por sus opiniones? Ninguno. Y si lo hubiera, si hubiera algún periodista preso, sería por haber cometido un delito, no por su oficio de periodista. En un Estado de derecho se persiguen delitos, no personas. Hacer la excepción para tal o cual oficio, eso sí sería un atentado a las garantías fundamentales. Lo importante es si se difamó, se injurió. Lo importante no es ser periodista, bombero voluntario, boy scout, arquitecto, etc.”
“Si ellos hacen algo nosotros tenemos que hacerlo”
“Si ustedes quieren en otro momento podemos discutir la despenalización o no de la injuria. De esto ya hablé en la Universidad de Columbia. Incluso aquí también hay etnocentrismo y neocolonialismo: como Estados Unidos despenalizó la injuria; de hecho no la despenalizó en 17 Estados formalmente; ¡todos tenemos que despenalizarla! Porque si ellos hacen algo nosotros tenemos que hacerlo. O sea: allá meten preso a alguien si no alimenta al perro, pero como ellos consideran que se puede insultar, robarle la honra a una persona y eso no merece cárcel entonces nadie debe penalizar la injuria. No sólo eso: la injuria es parte de lo que se llama delitos de opinión, y hay otras clases de delitos de opinión. En Alemania, en diciembre de 2010, o noviembre de 2010, se clausuró una radio y se metió presas a 23 personas por hacer propaganda neonazi. En Ecuador ustedes hacen propaganda neonazi y no pasa nada. Porque cada país responde a sus realidades. Porque existe esto no sólo en Alemania, sino en Europa; por la tremenda experiencia de la Segunda Guerra Mundial. Bueno, acá tenemos la tremenda experiencia de medios difamando, injuriando, destrozando la reputación de las personas cada día. Y debemos responder a nuestras propias realidades. Sin embargo de esto podemos hablar en otras ocasiones. Pero recuerden: en un estado de Derecho se puede estar en desacuerdo con la ley; lo que no se puede es desobedecer la ley”.
“El derecho a la comunicación como un derecho de todas las personas”
“¿Qué cambios se han hecho en Ecuador?
Hemos avanzado y bastante.
Hoy el gobierno nacional tiene credibilidad frente a los medios mercantilistas. Antes ponían y sacaban gobiernos con dos titulares diario Universo sacaba un presidente. Nos han sacado doscientos y cada vez el gobierno tiene más apoyo popular.
Nuestra nueva Constitución, aprobada en el 2008 luego de una asamblea constituyente con miembros elegidos por votación popular y ratificada la Constitución en consulta popular con el 63% de los votos establece el derecho a la comunicación como un derecho de todas las personas, no sólo de ciertos negocios, de todas las personas a nivel individual o colectivo, pero un otro supuesto atentado a la libertad de expresión prohíbe que los bancos tengan acciones en los medios de comunicación, algo que en países como Estados Unidos está prohibido con el Bank Holding Act, desde 1956. Pero en Ecuador esto era poco menos que una blasfemia. Hoy los bancos ya no pueden tener medios de comunicación. Atento: hay algunos que han simulado ventas y los siguen controlando y creen que se van a burlar de la legítima autoridad. Ya vamos a actuar en consecuencia.
El pueblo ecuatoriano decidió con su voto separar, y esto es muy importante, las actividades financieras y mediáticas de cualquier otra actividad económica. Esto ya se concretó con la nueva ley de control de mercado, que se llama Antitrust Law. Esto busca democratizar la propiedad de los medios y evitar los conflictos de intereses, y es un golpe durísimo, y por eso me la tienen jurada, a la médula de la estructura de poder del Ecuador.
Esa unión de poder financiero con poder mediático, esa unión incestuosa, nos llevó a muchas crisis, entre ellas la de 1999, la peor de la historia reciente. Mientras que en países como los europeos la televisión nació pública, antes en nuestro gobierno de Ecuador no existía ni prensa ni radio ni televisión públicas; hoy existen los tres.
Insisto en el término público, que es diferente a gubernamental. Sin embargo, todavía el desbalance entre lo público y privado es fenomenal a nivel de comunicación.
En cuanto a espectro radioelétrico se ha democratizado el consejo de telecomunicaciones, el cual antes de nuestro gobierno lo conformaban los mismos propietarios y accionistas de los medios. Ellos se repartían las radiofrecuencias entre ellos, de acuerdo a sus intereses, dejando a los funcionarios de gobierno como meros testigos de honor de sus negocios, pese a que el espectro radioeléctrico, de acuerdo a la Constitución, es propiedad del Estado.
La actual presencia de medios de comunicación públicos, la generación y gestación de medios comunitarios y de cierta prensa privada que trabaja bajo un marco ético y responsable, sumado a la distribución de frecuencias de radio a los pueblos y nacionalidades indígenas, ha permitido ampliar el espacio de la comunicación. Pero, por otro lado, pese a que la Constitución del 2008, otorgaba en su transitoria primera el plazo de un año para tener una nueva ley de comunicación, mandato ratificado en las urnas en la consulta popular de 2011, cuatro años después de la Constitución dicha ley no ha podido ser aprobada por la presión de los medios de comunicación en la Asamblea Nacional. Se que aquí lograron aprobarla: felicitaciones.
Creemos en la construcción de medios plurales que expresen las distintas voces de la ciudadanía, medios comunitario, públicos y privados. Creemos en la democratización del espectro radioelétrico. Promovemos la generación de una ciudadanía crítica que pueda exigir su derecho a la información y a la comunicación y ejercer el control social sobre los medios.
Esto en cuanto a algo de evidencia empírica. Tratemos de conceptualizar que es lo que pasa con los medios de comunicación privados desde una perspectiva económica, teoría de mercado, y desde una perspectiva de poder”.
“Es la forma de propiedad el verdadero problema”
“Es evidente que los medios de comunicación de América Latina han sido propiedad de las oligarquías. Los pobres no tenían canales de televisión, no tienen, no tienen periódicos; son las oligarquías. Pero el problema va más allá de quien posee los medios de comunicación. Es la forma de propiedad el verdadero problema, ya que se trata de negocios privados con fines de lucro proveyendo un bien fundamental para las sociedades modernas: la información. En consecuencia, y cayendo en mi deformación como economista, permítanme hacer una análisis de mercado de estos negocios privados, incluso por el supuesto no aceptado de que solo se dedicarán a informar, aunque como veremos más adelante en realidad se dedican a la política. Son ilegítimos actores políticos.
¿Qué pasaría en cualquier mercado donde existieron pocas empresas? Añádanle que además de pocas empresa se está proveyendo un bien indispensable, que además ese bien constituye un bien público. Eso significa generador de efectos sobre todos, que básicamente nos afecta o beneficia a todos. Y además que esas empresas pueden coludir, como los mostramos hace un momento cuando los cinco diarios nacionales se pusieron de acuerdo para sacar un periodicazo al mismo tiempo, exactamente mismo formato, mismo color, mismo mensaje, al gobierno nacional.
Pueden coludir, es decir, pueden ponerse de acuerdo entre ellas en beneficio de sus negocios y en perjuicio de los consumidores. Cualquier estudiante de economía estaría saltando hasta el techo, porque el mercado descripto sería la antología de un mercado imperfecto, con inmenso poder por parte de las empresas participantes, y que en consecuencia debería ser fuertemente regulado en beneficio de los consumidores. Cambiemos y pongamos el mercado de medicinas: sería un absurdo si el Estado no regulara ese mercado, pero eso es exactamente lo que pasa en el mercado de la información, sólo que en él cualquier regulación es satanizada como atentado a la libertad de expresión”.
“Se trata de negocios privados que no sólo proveen un bien indispensable, proveen un derecho”
“Veamos: se trata de negocios privados que no sólo proveen un bien indispensable, proveen un derecho, lo cual ya constituye en si mismo una contradicción, porque derecho es algo que nadie te puede quitar, y en consecuencia no puede estar sujeto a la lógica de mercado.
En América Latina, como sucede en otras latitudes, los medios de comunicación consideran que por ser negocios privados pueden decidir discrecionalmente qué informar y qué no, lo cual es lo más cercano a la manipulación, no a la información, peor aún, a la libertad de expresión.
Algunas veces se ha llegado a extremos increíbles. En Venezuela, cuando después del golpe de Estado del 2002, el presidente Chávez era restituido en sus funciones por presión de todo un pueblo, las cadenas privadas opositoras al gobierno transmitían dibujos animados.
En Ecuador decimos que los medios privados tiene tres clases de noticias: las que publican de vez en cuando para decir que informan; las que nunca publican, para proteger sus intereses, y las que se inventan, para atacar a sus adversarios, sobre todo al gobierno.
Cuidado, no es que son honrados, porque ellos, como prueba de su honradez dicen, si, de vez en cuando publicamos la verdad. Esta vez si publicamos lo correcto. Es como un juez que se cree honrado porque de vez en cuando dicta sentencia correctamente. El juez honrado siempre dicta adecuadas sentencias. Los medios de comunicación éticos siempre deben publicar la verdad, y no por ser negocios privados deben tener discrecionalidad para informar.
Sin duda, el problema de la manipulación se mitiga con ética y profesionalismo, pero sigue latente, y este es un mensaje importante, sigue latente por la naturaleza misma de los proveedores de la información. Entre el fin privado: lucro, poder; y el fin social: garantizar un derecho, por definición prevalece lo primero, o dejarían de ser empresas de mercado.
Jóvenes, aquí no hay donde perderse: el problema es la forma de propiedad. Puede ser mitigado con ética, profesionalismo, pero como ustedes ven es lo que más brilla por la ausencia en los medios mercantilistas. Pero el problema de fondo es la forma de propiedad, ya que pese a toda ética y profesionalismo periodístico, suponiendo que lo hubiera, ya hemos visto un ejemplo de la ética y profesionalismo, suponiendo que hubiera esto; no se engañen: desde que se inventó la imprenta la libertad de prensa no es otra cosa que la voluntad del dueño de la imprenta. Pero el otro problema es que la información no es sólo un bien fundamental y un derecho sino que técnicamente es lo que en economía se conoce como bien público, ya lo expliqué. Generalmente es incapacidad de exclusión y rivalidad en el consumo. Por ejemplo, cuando ustedes ver televisión todo el mundo puede ver el mismo programa y no porque ustedes estén viendo el otro no puede ver y no le pueden impedir ver el programa.
El adelanto técnico hace que bienes sin capacidad de exclusión tengan después, por el adelanto técnico, repito, capacidad de exclusión. Por ejemplo, televisión por cable. Tienen que pagar para recibir la señal. Pero señal abierta es un típico ejemplo de bien público, de libre acceso y sin rivalidad en el consumo, incluso los medios impresos: una vez que compran un diario lo pueden leer muchas personas, no hay rivalidad en el consumo y es de fácil acceso, y en consecuencia, cuando existe esta clase de bienes, la fuente de lucro, no el precio de la información, el pago al periódico, o que le pago yo a un canal de televisión de señal abierta: nada. Entonces, el ingreso viene por los patrocinadores, y aquí viene otro problema: como dice Ignacio Ramonet, los medios mercantilistas no venden información a los ciudadanos, sino que venden ciudadanos a los patrocinadores ¿Qué garantía de independencia existe? ¿Qué garantía de calidad existe?”
“Entre ellos no se atacan; hay coordinación para el engaño, para ocultar”
“Y si lo que vende y lucra es el escándalo y no la verdad, sin duda se quedarán con lo primero.
Finalmente, toda la teoría de mercado se basa en que las empresas, la famosa eficiencia del mercado, se basa en que las empresas tendrán que competir y así se beneficiará el consumidor, con un mejor producto, en este caso la información. En el caso de información supone competir por brindar la mejor información posible así como en ser los primeros en denunciar las mentiras y los errores de la competencia, pero lo que ocurre es precisamente lo contrario: una absoluta colusión. Jamás he visto tanto espíritu de cuerpo como en el sector mediático.
¿Han visto alguna vez a los medios desmentirse entre ellos?
Veamos nuevamente los famosos WikiLeaks, para que vean como funciona esto, queridos jóvenes, y no se nos engañe. Lo informa la embajada de los Estados Unidos: ‘TeleAmazonas, propiedad del banquero Vegas, y el Banco del Pichincha, clamaron por paz. Líderes de la Iglesia Católica mediaron a un diálogo que derivó en un pacto de no agresión por el que TeleAmazonas acordó retirar la cobertura sobre la conexión de la familia Isaías con la quiebra del Banco Filanbanco y TC Televisión y éstos paran sus ataques al Banco de Pichincha. Un productor jefe TeleAmazonas nos dijo que el canal será más ciudadoso en el futuro acerca de los intereses que puedan afectar a la otra cadena. WikiLeaks e informe de la embajada de los Estados Unidos’. Entonces no hay competencia; hay colusión.
Entre ellos no se atacan; hay coordinación para el engaño, para ocultar, etc. Recuerden el artículo de Palacios, de Emilio Palacios, donde me acusaba de haber ordenado disparar contra un hospital lleno de civiles.
Pero por este caso la Facultad de Periodismo de la prestigiosa Universidad de Columbia le otorgó a diario El Universo el premio María Mors Cabot por el, cito, compromiso con la libertad, la verdad y la justicia que ha mantenido con los ecuatorianos a pesar de los acosos del poder, cierro cita. Pregunto: ¿qué medio denunció esta falsedad? Ninguno. Es más: coludieron, apoyaron la mentira, como por ejemplo diario La Nación de Argentina.
Veamos: En este artículo del 29 de marzo de 2012 denuncian que buscan silenciar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Se acuerdan por qué fue el juicio contra Palacios y El Universo, por decirme criminal de lesa humanidad que había ordenado disparar a discreción y sin previo aviso contra un hospital lleno de civiles ¿Qué dice diario La Nación de Argentina? Uno de los puntos que citaron fue la solapada intención de despojar de fondos a la relatoría especial para la libertad de expresión, algo que se hizo particularmente evidente desde que el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, pretendió encarcelar a periodistas del Diario El Universo que denunciaron corrupción en su gobierno. Esto es lo que publica La Nación. Quién corrigió esta grosera mentira; absolutamente nadie. No existe ninguna competencia entre los medios privados; existe colusión. Finalmente veamos, para abundar, hasta un ejemplo grosero, de un caso reciente. Se trata de la revista Vistazo, la principal revista del Ecuador, multada por no haber respetado el silencio electoral impuesto 72 horas antes de la consulta popular del 7 de mayo de 2011.
Cuando la multaron por 80 mil dólares, por supuestamente un editorial, todos dijeron que era un atentado a la libertad de expresión y que se estaba sancionando la opinión, todo, todo. No hubo nadie que dijo ‘eso no es opinión, no hagan el ridículo’.
Veamos la opinión de la revista Vistazo, un día antes de la elección y cuando estaba prohibida cualquier campaña electoral.
Esto si se puede ver más o menos. Resulta que la brillante opinión no es otra cosa que el voto marcado con el No. Pero esto era opinión, y nadie dijo nada. Es más, dijeron que era opinión, y que era persecución a la libertad de expresión multar a la revista por hacer propaganda en el período de silencio electoral”.
“Indudablemente los medios juegan un rol político”
“Queridos jóvenes: es claro que tenemos un mercado informativo con negocios privados con fines de lucro proveyendo un bien fundamental, que a su vez es un bien público pero que abiertamente coluden, no cumplen su deber, no compiten, protegen sus intereses mutuamente. Y lo que está en el centro del debate no es la libertad de expresión, la cual todos defendemos, somos los primeros en defender, sino la contradicción ética y, como he demostrado, técnica, de negocios privados con fines de lucro e intereses políticos y grupales proveyendo un bien público indispensable para la sociedad: la información.
Y todo este análisis lo hemos hecho asumiendo que se dedican a informar, y no es verdad. Son actores políticos. Hemos hablado de negocios dedicados a la comunicación, pero si frecuentemente son menos rentables que otros negocios, ¿por qué tenerlos? La respuesta es obvia: poder por poder. Los medios dan poder.
Indudablemente los medios juegan un rol político. Ellos mismos se definen como el contrapoder del poder político. En ese caso cabría preguntarse qué legitimidad puede tener en democracia un actor político cuya única virtud ha sido el tener dinero para comprarse una imprenta. Y si les gusta tanto el equilibrio de poderes, cuál es el contrapoder del mayor poder fáctico de nuestra América, la prensa.
Si son un contrapoder la elemental decencia no exigiría poner su línea política en forma explícita para que el lector, televidente o radioescucha tenga muy claro que ese medio no está informando sino que está haciendo política.
Sin embargo, queridos jóvenes, además de todos estos peros, el debate de fondo es si los medios de comunicación deben o no participar en política. Al definirse como contrapoder del poder político lo están haciendo, y lo peor de todo, sólo son contrapoder de ciertos poderes políticos. De otros son descarados cómplices, pues al menos en América Latina los medios de comunicación siempre han estado en contra de los medios progresistas. Bastaría ver el rol de la prensa chilena, del diario El Mercurio en la caída de Salvador Allende y la dictadura pinochetista. Es hasta cómico: se definen como contrapoder, es decir, actores políticos, pero no toleran respuestas políticas.
Si la prensa difama, calumnia a nuestros gobiernos, es libertad de expresión. Si algún presidente osa contestarles, es atentado a la libertad de expresión, es decir, algunos son más libres que otros. El poder mediático es inmenso, sin legitimidad democrática, sujeto, sometido al capital, y con poderosos mecanismos de autodefensa, porque como ya les dije, cualquier crítica a su naturaleza tiene la capacidad de convertirla en atentado a la libertad de expresión. Si a mi me dice ladrón, corrupto, criminal, un medio, libertad de expresión prevista. Si yo le digo mediocre, insultó, atentado a la libertad de expresión, vamos a la SIP, a la CIDH porque está persiguiendo periodistas. La doble moral, la asimetría, y también mucho egocentrismo, la prepotencia. Es un poder que ha crecido en el tiempo, por la alfabetización de la población. Antes la gente no sabía leer, el alcance de los medios era limitado, el avance tecnológico: antes costaba el papel, obviamente no existía televisión, radio, y los procesos democráticos a los gobiernos absolutistas no le interesaba que la población se informe. La democracia permite, impulsa esta información. Al inicio este poder probablemente era como un cachorro bienintencionado, tratando que el poder político no traspasara ciertas líneas rojas, como por ejemplo el yo acuso, de Emil Solá en el caso Dreyfus allá en Francia. Un capitán judío que se lo acusó falsamente de traición, solamente por racismo, y Emil Solá denuncia eso frontalmente y logra detener ese abuso del Estado francés contra el ciudadano Dreyfus. Era ese cachorro que probablemente impedía que el poder político traspasara ciertas líneas rojas, pero luego se convirtió con todo esto, el avance tecnológico, etc., la masificación de la información, se convirtió en un mastín que acorrala al poder político e incluso a los propios ciudadanos en defensa de sus intereses mercantiles y de clase. Así, de la generación de opinión pública, pasaron a imponernos, o a pretender imponernos, el estado de opinión. Se convirtieron, como manifiesta el profesor mexicano Javier Stenou, en el centro del poder ideológico y político contemporáneo de la Nación. Esto no fortalece la democracia ni el estado de derecho. Atenta contra ellos. Por ejemplo, cuando la defensa y la acusación se hacen en los titulares y no en los tribunales. Incluso se podría hablar de la intención de construir la mediocracia en oposición a la democracia, ya que soslaya el sufragio universal, el debate parlamentario, la acción política partidista. No importa lo que se haya propuesto en la campaña electoral y lo que el pueblo, el mandante en toda democracia, haya ordenado en las urnas; lo importante es lo que aprueben o desaprueben en sus titulares los medios de comunicación.
Félix Ortega, sociólogo español, hace poco afirmaba que con el paso del tiempo y el asumir un papel que le es ajeno los medios de comunicación han tendido a socavar las bases mismas de la legitimidad política que requieren los gobiernos democráticos, a la vez que han afectado gravemente las propias pautas de convivencia y cohesión de la sociedad. Y existe terror de enfrentar este poder, sobre todo de parte de los hombres políticos, para que no lo acusen de que atentan contra la libertad de expresión, cayendo en el clientelismo y el sometimiento.
Hay casos dramáticos. Ustedes conocen el caso Assange, no? ¿De que se lo acusa a Julian Assange? No de robar información. La derecha norteamericana, que quería masacrarlo, que lo traigan al país para que lo juzguen por medio del acta contra el terrorismo, eso incluye pena de muerte, no era por robar información; la información la robó el soldado Manning. Assange difunde la información. Pero asimismo difundió la información diario New York Times, diario El País, etc. Lo mismo hizo el New York Times.
Porqué no se los acusa a ellos, por el terror al poder mediático. Queridos jóvenes: ojalá pronto nos boten por inútiles, y aprendan de nuestra experiencia, a veces dura experiencia. El concepto de libertad ha sido de los más estropeados en la historia de la Humanidad.
América Latina conoce muy bien de aquello. No ha habido golpe de Estado o invasión que no se haya dado en nombre de la libertad. ¿Estoy equivocado o no? Defendiendo supuestamente la libertad las dictaduras del continente torturaron, desaparecieron, asesinaron a centenas de miles de seres humanos. Por si acaso también invocaban el nombre de Dios. No se olviden. En el caso de la libertad de expresión, esta ha sido reducida a una supuesta libertad de prensa, que sin ética ni profesionalismo ni adecuados controles sociales, como leyes, se reduce a su vez tan sólo a la libertad de empresa, en donde buscando lucro o poder, son ellos los que deciden qué callar, qué decirlo, cómo decirlo. La libertad para ellos, no para las grandes mayorías, porque somos esclavos de lo que nos quieran decir y de lo que nos quieran silenciar”.
“Reflexionar sobre la conveniencia de que la comunicación, dada su importancia, sea una nueva función del Estado”
“Al defender los intereses de estos grandes medios mercantilistas, no se está defendiendo la libertad de expresión, ni los derechos humanos, sino tan solo y como siempre, los privilegios del gran capital.
Como cambiar esta situación, debe ser uno de los grandes debates planetarios. Sin miedo. Entendamos que proveer un derecho como la información da poder. Su buena o mala calidad afecta masivamente a la sociedad, incide en la toma de decisiones de la ciudadanía, en el día a día, en la percepción del acontecer, y valoraciones y opiniones, puede distorsionar los imaginarios de una Nación y sus luchas, o puede aportar a la construcción de la memoria de sus pueblos, al rescate de sus patrimonios, puede contribuir al avance de la Historia, o puede anular la acción y el pensamiento sometiéndonos siempre al inmovilismo o al entreguismo, o al colonialismo. De este problema central se deriva la necesidad de democratizar la propiedad de los medios de comunicación e independizarlos del dominio de los poderes fácticos, particularmente del dominio del capital, se deriva también la necesidad mayor de generar mayor cantidad de medios fuera de la lógica de mercado, es decir, medios sin fines de lucro y medios públicos, se deriva la necesidad de control social, como lo está haciendo Argentina acertadamente, a través de adecuada regulación que busque alinear las empresas de comunicación con lógica de mercado con los objetivos sociales, esto es el derecho a recibir información veraz, verificada, oportuna, contextualizada, plural, sin censura previa y con responsabilidad ulterior como ordena el artículo 18 de la Constitución de la República del Ecuador.
Frecuentemente se ha considerado que la prensa es el Cuarto Poder. Lo decían ellos mismos. Esto sucedía hace 20 años, pero en la edición impresa del diario El Universo siempre ponían la prensa el Cuarto Poder. Ellos mismos se jactaban de ser el Cuarto Poder. Seguramente el Cuarto Poder que se le olvidó a Montesquieu, cuyo modelo de Estado se acerca ya a los tres siglos. El problema es que es poder sin contrapoder, sin legitimidad democrática, manejando algo tan esencial como la información, y al ser negocios privados, por definición, dependientes del capital y no del bien común. En realidad, en ciencias políticas modernas ya no se habla de poderes del Estado sino de funciones del Estado. El poder del Estado es uno solo y se divide en funciones, de acuerdo al modelo de Montesquieu, como les decía, tres funciones: ejecutiva, legislativa, judicial. Hablar del Cuarto Poder era tan sólo reconocer la existencia de un poder fáctico probablemente mayor del del propio Estado.
La información no puede proveerse con lógica privada. Peor con lógica de mercado. Sino con lógica pública. Con lógica de derechos. Si es reconocida como el Cuarto Poder, porqué entonces no plantearlo como una función del propio Estado, con legitimidad y controles democráticos.
Les hago una analogía: todos estamos de acuerdo que la adecuada administración de justicia es un derecho fundamental. Imagínense ustedes la justicia administrada y provista por negocios privados con fines de lucro. ¿Si es tan fundamental el derecho a la información, y estamos de acuerdo en eso, y es la base de muchos otros derechos, cómo puede estar en manos privadas, y con fines de lucro? Por eso en semanas pasadas lancé la idea de reflexionar sobre la conveniencia de que la comunicación, dada su importancia, sea una nueva función del Estado. La comunicación como función del Estado no significa estatización. La política monetaria, por ejemplo, es atribución de la función ejecutiva, pero gran parte de ella es ejecutada por bancos privados. La comunicación como una nueva función del Estado significa que es responsabilidad directa del Estado, con una visión de bien común y con legitimidad y controles democráticos garantizar dicho derecho fundamental.
Fue tan solo una idea, a discutirse, probablemente audaz, arriesgada, alguno la podría considerar absurda, pero seguramente menos absurda que negocios privados garantizando un derecho, se los aseguro.
Pero por esta idea, ya los supuestos Torquemadas del capital me quieren llevar a la hoguera por hereje. Hay que callar en nombre de la libertad de expresión. ¡Qué absurdo! Por ello esta lucha no la podemos hacer los hombres políticos, hombres y mujeres políticos, porque es fácil deslegitimarnos cuando proponemos cambiar el modelo perverso de comunicación todo se reduce tan solo a un supuesto afán de encubrir nuestra corrupción, a nuestra ambición de acumular poder, a que somos intolerantes a la crítica, y toda la sarta de tonterías que escuchamos todos los días sobre el pobre hereje, que haciendo una analogía con la época colonial se atrevió a dudar del origen divino de los medios de comunicación mercantiles. Esta lucha, queridos jóvenes, la tienen que hacer ustedes, los jóvenes, la academia, las honestas organizaciones de la sociedad civil. A perder el miedo y exigir una verdadera información y comunicación social”.
“Liberar a la libertad de la dictadura del capital”
“Finalmente, quisiera decirles que no es solamente aquí, en lo que he descrito, el mercado de información, el negocio de comunicación, donde hay que, paradójicamente, liberar a la libertad, en este caso la libertad de expresión, de la dictadura del capital.
Para mi ese es el desafío de la Humanidad en los inicios del presente siglo, y el fundamento del socialismo del buen vivir. Buscar en todos los ámbitos la supremacía de la justicia sobre el poder, de la sociedad humana sobre el mercado, del ser humano sobre el capital, todo ello queridos jóvenes, para lograr la verdadera libertad.
¡Muchas gracias!
¡Que viva Argentina!
¡Que viva Ecuador!
¡Que viva la Patria Grande!
y ¡hasta la Victoria Siempre!”
{ Agencia Rodolfo Walsh }