[ Liliana Herrero ]
ノ
El Viento me confió cosas
Que siempre llevo conmigo
Me dijo que recordaba
Un barrilete y tres niños
Que el sauce estaba muy débil
Que en realidad él no quiso
Que fue uno de esos días
Que todo es un estropicio
Me dijo que los pichones
A veces de apresurados
Caen al suelo indefensos
Y él no consigue evitarlo
Me habló de arenas de Agosto
De cartas de enamorados
Del humo en las chimeneas
Del Fuego abrazando el árbol
Iba cargado de culpas
Y seguía confesando
En su lomo de distancias
No cabalgaba ni un pájaro
Era un fantasma ese Viento
Un alma en pena penando
Y en ese telar de angustias
Tejió sus babas el Diablo
Me dijo que recordaba
Que en realidad él no quiso
A veces de apresurados
Un barrilete y tres niños
Me habló de arenas al cielo
Y chimeneas al piso
De cartas de enamorados
Que todo es un estropicio
Era un fantasma ese Viento
Tejió sus babas el Diablo
Iba quebrado de culpas
Y no consigue evitarlo
En ese telar de angustias
El Fuego abrazando el árbol
El sauce estaba muy débil
Y seguía confesando
Le pregunté por las chapas
Del techo de los de abajo
Dijo: “El hombre ha de luchar
Para conseguir los clavos
En vez de hincarse a rezar
Para olvidar sus quebrantos
O de sentarse a esperar
Regalos eleccionarios”
Me sorprendió la respuesta
Pero no quise atajarlo
Pues cuando lleva razón
Vaya, vaya ¡quién quiere pararlo!
Era un fantasma ese Viento, era un fantasma
El Viento me confió cosas
Que siempre llevo conmigo
Que siempre llevo conmigo
Que siempre llevo conmigo
El Viento me confió cosas
Que siempre llevo conmigo
Que siempre llevo conmigo
Que siempre, que siempre llevo conmigo
Que siempre llevo conmigo
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