Fútbol, más allá del espectáculo
Hablar del llamado deporte rey implica, también, hablar de estereotipos, fanaticadas y hasta de conductas violentas.
por Lianet Hernández Rodríguez, Lorena Sánchez García y Linet Perera Negrín
(Estudiantes de Periodismo)
El fútbol, tal como lo conocemos hoy, es un fenómeno que no se define tanto por la cantidad de personas que lo siguen, sino por las prácticas sociales que genera. Si bien esta no es la época del Brasil pentacampeón mundial, ni de la fuerza incontrastable de la maquinaria alemana; sino de las victorias arrolladoras de España, de los grandes clubes europeos, de un Leo Messi que deslumbra y de un Cristiano Ronaldo (CR7) prepotente, pero efectivo; el llamado deporte de las multitudes se ha convertido, además, en una industria que impone tendencias.
Hablar de fútbol supone, también, hablar de estereotipos y fanaticadas. De cientos de jóvenes siguiendo un mismo peinado, una misma marca. De muchachas interesadas no tanto en el juego como en las figuras masculinas que lo practican.
“Existe una generación muy joven que consume este deporte, entre otras razones, porque la generación que le precedió también lo hizo. Muchos de estos jóvenes ven en él una forma de establecer relaciones sociales e identificarse con sus jugadores, a quienes convierten en sus ídolos”, comenta Jesús Gómez Más, investigador de la Red Iberoamericana de Masculinidades.
En entrevistas realizadas por ‘Muchacha’ a un grupo de 25 jóvenes, de entre 14 y 18 años, fue posible comprobar en qué medida influye el fútbol y toda la parafernalia que lo circunda, en el comportamiento de adolescentes de ambos sexos. Solo cinco de quienes contestaron al sondeo se mantuvieron al margen y alegaron no saber nada del deporte ni de los futbolistas, a quienes solo conocían por referencias. El resto, de diversos modos, se declaró imbuido por esta industria cultural.
Jonathan Mora, de noveno grado, asegura que disfruta del fútbol desde los ocho años. Su jugador preferido es Zinedine Zidane, pero se peina “a lo Karim Benzema”, el delantero estrella del Real Madrid. Sin embargo, asegura que de tener el pelo lacio copiaría el estilo de Cristiano Ronaldo, pues según él: “lo más importante es parecerse a uno de los grandes y estar a la moda”.
Los medios de comunicación contribuyen a engrandecer la imagen de los futbolistas, convirtiéndolos así en patrones de modas o símbolos sexuales. Pero según las consideraciones de Félix Julio Alfonso, doctor en Ciencias Históricas, este no es un fenómeno nuevo, sino que se remonta a la época de David Beckham con todo el entorno farandulero que lo rodeó por ser el esposo de una de las Spice Girls. “Actualmente, deportistas más famosos están casados con modelos o con grandes artistas del espectáculo.”
Juan Carlos Fariñas, de décimo grado, en tanto, se confiesa hincha del Barcelona FC y en su barrio le dicen que se parece a Gerard Piqué, el central del equipo blaugrana. “Cada vez que hay algún partido me pongo la camiseta con su dorsal y veo como todas las muchachas me miran. Esa es una forma de ser popular, creo”.
Y es que Piqué, luego de su noviazgo con la cantante colombiana Shakira, ha elevado su popularidad y se ha convertido en uno de los modelos a seguir. Incluso, muchas jóvenes se sienten atraídas solo por su físico.
Es el caso de Claudia Arrastía, de onceno grado, quien empezó a seguir el fútbol durante el mundial de 2010 y hoy, pese a asegurar que no conoce las reglas del juego, nunca se pierde un partido donde juegue el mentado futbolista catalán.
De la moda a la afición concreta
En Cuba, la juventud ya ha pasado de la mera imitación a la práctica misma del deporte. Según Sergio Ortega, comentarista deportivo de la Televisión Cubana (TVC), “la posibilidad de ver a los grandes equipos y a los mejores jugadores del mundo hace que haya crecido, sin dudas, la pasión de los espectadores cubanos por el fútbol”.
Por su parte, resultados de una encuesta realizada por estudiantes de periodismo para el documental “De Industriales al Real Madrid”, revelan que de 100 jóvenes encuestados en la capital, el 96 por ciento disfruta más el fútbol que el béisbol.
El aumento de las transmisiones de fútbol en la televisión cubana, donde se incluyen diferentes espacios dedicados a este deporte, unido a la espectacularidad del mismo y a su condición de negocio ha permitido que los intereses deportivos de los adolescentes se hayan reorientado.
“No hay nada comparado con la emoción de ver un partido de fútbol internacional, donde tu equipo puede estar perdiendo al minuto noventa por un gol y llega un genio como CR7 y lo empata”, asegura Jonathan.
Evyan Guerra, también comentarista de la televisión en el patio, asegura que a través de los medios se exhibe el fútbol de más alto nivel y la juventud cubana, que no es una excepción en el mundo, disfruta de un espectáculo de esa magnitud.
“Al exhibir solamente el fútbol como deporte de más alto nivel, por supuesto que tendrá mayor aceptación que cualquier otro”, precisó.
En los últimos años, en la isla hemos asistido a una profusa difusión del fútbol internacional, fundamentalmente del europeo, aunque también se transmiten algunas ligas suramericanas como la brasileña y la argentina. El famoso clásico Real Madrid-Barcelona se ha convertido en un duelo universal. Semanalmente, son emitidos juegos de las principales ligas europeas, de la Champions League o partidos amistosos planificados por la Federación Internacional de Fútbol y Asociados (FIFA). De igual manera, cuando tienen lugar eventos tales como la Eurocopa, la Copa América y el Mundial, los medios cubanos se hacen eco de todo lo que sucede.
Según Ariel B. Coya, periodista deportivo del diario Granma, el deporte de las multitudes ha logrado tener un espacio fijo en nuestra programación, tal es el caso de Gol, Gol Latino, los resúmenes de Todo Deportes y el Noticiero Deportivo, en cuyo segmento internacional se abordan los acontecimientos relevantes de las principales ligas.
Sin embargo, para Reinier González, otro exitoso comentarista televisivo, la polémica que enfrenta al fútbol y al beísbol es absurda. “Por ejemplo, en Nicaragua, Venezuela, Panamá, naciones puramente beisboleras, el fútbol también ha ganado espacio”, asegura.
El doctor Félix Julio Alfonso, por su parte, habla de la necesidad de un equilibrio en las transmisiones deportivas.
Asevera, además, que en el país no se transmiten juegos de beísbol de las grandes ligas extranjeras como la norteamericana, la japonesa y la mexicana, lo cual podría generar nuevas pasiones hacia el deporte nacional entre la juventud, pues se trata de un espectáculo de máximo nivel en el mundo, al igual que el fútbol.
“Asimismo, el fútbol nacional no se transmite. Nadie conoce quiénes son sus líderes. De pronto estamos promocionando figuras foráneas en detrimento de nuestros propios jugadores”, indica Alfonso.
Estereotipos tras el balón
Pero no estamos solo en presencia de un fenómeno de masas que compite por las audiencias con el deporte nacional; sino, además, ante un asunto que involucra a las relaciones de género.
La sociedad cubana se ha conformado a partir de fuertes herencias patriarcales, donde lo femenino se ha visto sistemáticamente discriminado. Las prácticas deportivas no han sido la excepción, pues son concebidas, continuamente, como un espacio esencialmente de hombres.
A juicio del joven Jonathan, por ejemplo, las mujeres nunca podrán jugar al fútbol como los hombres. “Nosotros somos indiscutiblemente mejores, tenemos más carácter y pasión por el deporte”.
Sin embargo, aunque en Cuba el fútbol femenino apenas es difundido, en el mundo existen ligas y competiciones para las mujeres en esta disciplina, incluso, cada cuatro años se realiza un Mundial de Fútbol Femenino, donde las naciones clasificadas compiten por la copa.
“En nuestro país el fútbol femenino se ve muy poco. Creo que tiene que ver con ciertos prejuicios existentes en la sociedad contra la práctica femenina de determinados deportes. Tal es el caso del boxeo, las pesas, la lucha, entre otros. Los hombres lo ven, quizás, como una práctica eminentemente masculina y que las mujeres no tienen las aptitudes para realizarlo, lo cual es falso pues hace mucho tiempo venimos abogando por la igualdad de género. En el deporte las mujeres tiene las mismas habilidades que los hombres y pueden ejercerlo con igual calidad”, expresa el doctor Félix Julio Alfonso.
El deporte es el mayor espacio donde los hombres socializan, por ello, es idóneo para demostrar la masculinidad.
Según Enmanuel George López, investigador de la Red Iberoamericana de Masculinidades, es en el deporte donde los hombres expresan diferentes conductas y se asocian con otros teniendo en cuenta sus intereses deportivos.
En estos escenarios la conducta femenina difiere de la masculina, pues las mujeres no tienen que demostrar ninguno de sus elementos genéricos. Mientras, los hombres muchas veces asimilan estos espacios como el lugar en el cual deben construir su masculinidad e implantar su hegemonía adoptando comportamientos violentos.
El fútbol es el deporte que más aficionados convoca mundialmente y el que mayores posibilidades tiene de provocar manifestaciones de agresividad. El excesivo fanatismo, a veces, genera enfrentamientos absurdos que empañan su sentido de espectáculo. En los últimos años, sobre todo en países como Inglaterra, Alemania, Italia y Rusia, el racismo y la xenofobia han despertado conductas violentas hacia jugadores negros y de origen árabe que participan en sus ligas. “Estamos hablando de una violencia simbólica, aunque la física no se descarta”, asegura Félix Julio.
El deporte debe ser asumido como lo que es, un motivo de celebración o júbilo, no de discordias ni actitudes violentas. Está bien asistir al estadio y maquillarse el rostro con los colores de tu equipo preferido. Al final, estamos en presencia de un fenómeno de mimetismo, donde los aficionados necesitan exteriorizar su identidad como grupo. Pero la euforia no lleva implícito – no debiera llevar – conductas agresivas, sino una manera de socializar y disfrutar del espectáculo.
{ Revista Mujeres }
Publicado em 05.07.2013