A liberdade de reportar fatos a partir de agência de notícias independentes, ou com mais desprendimento de expressão, inclusive por ter diminuída – ou mesmo inexistir – a influência de patrocínios no universo bilionário dos negócio$ esportivos, é surpreendente. Não são fatos fantásticos, no sentido de veracidade ou teorias da conspiração, mas pela obviedade de um “Pô, pior que é!”.
Na semana em que a primeira Libertadores feminina teve os seus dois grupos sorteados, com 5 clubes cada, e não custa grifar que em 2009 foi a 50ª edição para os barbados – com 32 clubes na fase de grupos, e outros seis que ficaram de fora na “pré-Libertadores” (seria um total de 38 participantes) -, é possível notar a diferença de tratamento entre homens e mulheres nos esportes. Sim, nos esportes, pois María Victoria Romero traz o caso da campeã argentina de Tiro, Elvira Bello, proibida de ter o seu título efetivado por… ser mulher.
Só que é no Futebol que Romero relembra casos emblemáticos, como o de Carlos Tévez, à época no Corinthians, e uma opinião espontânea para este exemplo; com o técnico Emerson Leão; o ex-presidente do Botafogo, Bebeto de Freitas, para citar alguns; a primeira treinadora argentina credenciada pela AFA, Mónica Regola, que dá as lições futebolísticas ao seu escrete em plena praça pública. Fora a soma feminina de 10% no quadro de arbitragem da Fifa, e de novo, acrescentando, o fato da assistente Ana Paula sumir dos grandes estádios após as imagens para a Playboy, enquanto os boleiros, ocasionalmente, fazem o mesmo e continuam consagrados pelas arquibancadas. Dois pesos, uma medida.
A analogia com o que passa na sociedade, em especial a relação com (i)migrantes, pobres, homossexuais, mulheres, os não creditados negros (“negritos”, dizem os hermanos), preconceitos como uma entrada de carrinho por trás tanto nos que omitem a crítica quanto nos moucos que, involuntários, reproduzem a cultura da agressão oral e/ou física colhida fora dos estádios. (Ricardo S.)
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Ellas, como objetos sexuales en los estadios
En el fútbol las mujeres viven el mismo maltrato y la misma discriminación que sufren en otros ámbitos, casos similares a los que le ocurren a los pobres, los inmigrantes y los homosexuales. El machismo maneja la pelota.
por María Victoria Romero
Equipos de fútbol de mujeres, árbitros mujeres, periodistas mujeres. De a poco, el género va ocupando posiciones que hasta hace unos años eran impensables para ellas. No obstante, aún falta ver mujeres en lugares estratégicos, de toma de poder y decisiones dentro de las corporaciones que se dedican a este meganegocio.
Pero más allá de esos nuevos lugares y roles, las mujeres siguen teniendo el papel de objeto sexual de consumo y entretenimiento. Son ellas quienes exhiben las nuevas camisetas, quienes animan los partidos, quienes por su condición de género “no entienden ni deben entender nada de fútbol”. Ellas se convierten en el adorno sexual. Se supone que forman parte del “sexo débil” y tienen que resguardarse en sus casas, con sus hijos y sus tareas domésticas, o visitar amigas y familiares, mientras esperan al hombre; y en el mejor de los casos “acompañarlo” frente a la pantalla del televisor.
La presencia de la mujer en la cancha comenzó a hacerse popular hace unas pocas décadas. Los medios de comunicación construyeron esa presencia desde una óptica machista. Nunca falta la cámara de televisión, enfocada por un varón, que fije su lente sobre el trasero de una mujer, con el consabido “análisis” de relatores y comentaristas: nosotras puestas sobre un escaparte, ellos en la frontera de la imbecilidad. Las mujeres una vez más como adorno en un espectáculo para machos.
En ese entramado machista, a nadie se le ocurriría pensar a un varón como modelo con marcado contenido erótico en una publicidad de indumentaria deportiva femenina. Si los “spots” comerciales en torno a esos productos en la inmensa mayoría de los casos – por no decir en su totalidad – van dirigidos a ellos, ¿por qué sus protagonistas vendedores suelen ser musculosos adonis, cuando no en paños menores? ¿Nunca se lo preguntaron chicos? ¿No los inquieta? ¡Ja, ja!
Las mujeres “no sienten discriminación” si son ubicadas en el lugar establecido por el varón, es decir como objeto de consumo sexual. Sin embargo, esa discriminación nunca es encubierta cuando ellas aspiran a ocupar funciones de importancia, como ser entrenadoras, árbitros o dirigentes de clubes, pues ante esas circunstancias los machos consideran que están en peligro.
El 15 de septiembre de 2005 se conoció el caso de discriminación hacia dos árbitros mujeres, en el que aparecía involucrada una de las estrellas de la selección argentina, entonces jugador del Corinthians.
El diario argentino La Nación publicaba lo siguiente: “un grupo especial de la Policía Civil de San Pablo creado para investigar casos de segregación racial tiene en la mira Carlos Tévez. El Grupo de Represión y Análisis de Delitos de Intolerancia (Gradi) de la Policía Civil, que dirige la comisaria Margarette Correa Barreto Gracia, anunció hoy que pretende denunciar al ídolo de Corinthians “por discriminación contra las mujeres”.
El 8 de septiembre anterior, un día después del partido del Campeonato Brasileño que San Pablo ganó por 3-2 a Corinthians, Tévez dijo a periodistas que los clásicos de fútbol “son para hombres” y que no se puede designar a mujeres para ayudar a conducirlos.
Tévez se refirió a Ana Paula de Oliveira y María Elisa Barbosa, que asistieron en las bandas al árbitro Edilson Pereira de Carballo en el citado encuentro.
“Un clásico como ése no puede tener dos mujeres en el arbitraje. No es falta de respeto a las mujeres, pero un partido como ése tiene que ser conducido por hombres”, sostuvo entonces el goleador.
En la nómina de árbitros designados por la Comisión de Árbitros de la FIFA para el año 2009, sólo un 10 por ciento son mujeres.
Durante una charla organizada por el INADI (organismo antidiscriminación de Argentina), la deportista Mónica Regola ejemplificó la situación de las mujeres en el deporte. “Acá está la primera directora técnica de fútbol reconocida por la AFA, ¿saben dónde entrena su equipo femenino? En una plaza de la ciudad de La Plata”, contó Regola durante la conmemoración del Día Internacional de la Mujer.
Además, en esa oportunidad se mencionó el caso de Elvira Bella, campeona argentina de tiro, a quien, en 1996, la Federación nacional de ese deporte le había negado el título, por ser mujer.
La discriminación involucra también al público de los espectáculos futbolísticos. De acuerdo a un relevamiento realizado por el INADI, los hechos que se reiteran en los estadios son similares a los que contiene el mapa de la discriminación en el país: exclusión por ser pobres, homosexual, inmigrantes o mujeres.
La investigación tuvo lugar el año pasado y comprendió a todos los equipos de Primera División en los partidos jugados en Capital Federal y las provincias de Jujuy, Mendoza, Santa Fe y Tucumán.
La discriminación de la mujer en el fútbol y su construcción mediática y social como objeto sexual obliga a pensar que para erradicar la violencia, la exclusión y la desigualdad es necesario cambiar algunas instancias culturales y educativas, que comprometen tanto a ellos como a ellas.
{ Agencia Periodística del Mercosur – APM }
Publicado em 08.09.2009