Sinal de fumaça. Internet. Papiro. Alfabeto. Pombo-correio. Pintura rupestre. Não faltam meios para exercer a comunicação, inclusive a ‘conversa consigo mesmo’, pressuposto para a saída do casulo da reflexão às asas ao emiti-la ao próximo, e no caso de retorno (sim, nesta época virtual, a cada ano que passa a má-educação de ignorar um sinal é tida como normal), a mensagem de volta seja minimamente interpretada. O ruído é ancestral na convivência, porém o seu lado espontâneo perde espaço para o interesse no próximo como trampolim, de quem salta para o nível final do vazio. (Ricardo S.)
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La comunicación cercenada
por Numa Molina
Comunicar, hermosa tarea encomendada al hombre. Podríamos decir que es la primera misión dada por Dios al ser humano, ser su interlocutor en medio de la creación.
El hombre irrumpe con su primer himno de alabanza cuando reconoce su alteridad en la presencia de la mujer: “esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Gn 2,23). La alteridad según el Génesis no es diálogo de soledades sino un nosotros que se hace comunidad mediante palabras, gestos, miradas, sentimientos, signos, etc. Así nace la semiología que nos hace hermanos.
Comunicar es un don y el signo que más nos identifica como seres racionales creados a imagen y semejanza de Dios ¿Qué hemos hecho de ella?
Señor encargaste al hombre la tarea de ser co-creador contigo y hoy, mediante la inteligencia que nos diste, hemos inventado tantos instrumentos para comunicar; pero a través de ellos pasa un mensaje herido en su esencia por los intereses egoístas del individualismo descarnado que nos inocula el capital. Una comunicación contaminada por la mentira o una verdad a medias que se disuelve por su inconsistencia.
Una comunicación que, por no ser liberadora, hace al hombre cada vez más esclavo y mediocre en su modo de relacionarse con sus semejantes. Comunicar es poner en común lo que se tiene, lo que está dentro de cada uno; es mediante la comunicación como exteriorizamos el pozo de misterio y de infinito que llevamos en las profundidades de la vida.
Pero esta comunicación viene ya tantas veces desvirtuada e insípida desde sus orígenes, como un manantial de montaña que pasa por un campo contaminado. La mentira sería en este caso el principal agente de contaminación, degrada el mensaje y en vez de crear comunidad, degenera en conflictos, alimenta guerras y siembra violencia.
{ Numa Molina }