Algo más que gente que tira piedras

24-04-2016a

Mais que uma partida de basquete.

E o que é uma partida de basquete? Dois times e cada um com cinco jogadores e em lados opostos de uma quadra? Para alguns significa mais, sem que isso signifique diminuir o valor de quem pratica bola ao cesto.

Ser composto por pessoas traduz não só o âmbito da área de jogo, mas o antes de chegar até ela. Para os profissionais, tudo certo, uniforme esperando no vestiário, complementos alimentares, bolas, tênis legais, embora nem sempre isso seja traduzido em qualidade, tanto do material e condições quanto da vitória ao final da partida.

Existem lugares que esta escalada esportiva é impedida no ‘simples’ direito de ir e vir, que interfere no fator econômico, e provavelmente é sintoma de subjugação. Homem sobre o Homem.

Poucos países são os ‘escolhidos’ para em longas décadas, séculos, terem o espaço suprimido por forças maiores, opressoras. Se são poucos os “Judas em Sábado de Aleluia”, menos ainda são os reis da cocada preta, os martelos… Para não ficar tão abrangente quando houve a citação “países”, podemos incluir os que tentam obter esta autonomia e ‘compram a briga’, ou mesmo tribos que habitam um dado local, útil economicamente num dado recorte histórico, e que para facilitar, fragmenta-se tudo, os maiorais colocam-nas em briga e deriva-se um punhado de Estados “que historicamente não se dão”.

Com a Palestina tem sido assim, o boicote informativo é grande, se não fosse a força do seu povo, aliado a certos instrumentos político-comunicacionais, minoritários, é verdade, check points seriam bobagens. Assim é em relação a Cuba. Coréia do Norte. Haiti. Estes são os explícitos, ‘vendáveis’, a maior parte é feita de implícitos… Mas a sensação é de que os explícitos são tratados de forma ainda mais descarada, pois qualquer um sente-se no direito de opinar e sem saber de nada. Ou porque o rabo é preso. Todos metem a colher e nada parece mudar. Vida de concessões, esmolas seculares.

Imaginar o impedimento de juntar 10, 12 atletas, comissão técnica, não ter passe livre para praticar o seu trabalho e/ou diversão está bem antes dos “temíveis homens-bomba”. Aliás, não seria por assistirem a exemplos como este que a revolta cai em suas costas?

Os textos da autoria do Jacobo Rivero nos levam a Madrid, Espanha, e ao gueto de Dheihseh, na Palestina, nos colocam na quadra e nos fazem esquecer o esperado “quem ganhou?”. Ganham o Estudiantes, time ibérico, os times palestinos, incluindo a seleção nacional feminina, e para não mergulhar no ódio disfarçado, ganham também os bondosos check pointers, que ‘permitiram’ as aventuras.

O primeiro é de agora, dia 20, e por causa da abertura de link para a visita espanhola à Palestina, em 2007, este segundo – que na verdade é o primeiro – merecia figurar para dar o necessário reforço de realidade.

Não terem a liberdade de passar pela porteira a que são submetidos, e mesmo assim estarem abertos aos jogos amistosos, faz destas pessoas homens-bomba da persistência e da esperança. Água mole em muros e check points duros, tanto bate até que furará! (Ricardo S.)

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Mucho más que un partido de baloncesto

El 2 de octubre el madrileño Polideportivo Magariños acogió el primer partido internacional de la selección femenina palestina de baloncesto.

por Jacobo Rivero
. 20 de octubre de 2010 .

“La normalidad de algo tan sencillo como un partido amistoso es para Palestina un acto de resistencia. Es decirle al mundo que Palestina es un pueblo con su propia identidad a pesar de la ocupación que la desgarra desde hace décadas”. Así comentaba Leila Nachawati Rego en su blog la visita del equipo palestino a Madrid. Cerca de 800 personas se juntaron para ver de cerca a un combinado de jugadoras en un partido con un significado muy especial. Lo comentaba Fouad Radi, miembro de la Federación Palestina de Baloncesto, antes de iniciarse el encuentro: “Es la primera vez que un equipo femenino palestino juega en Europa, desde que se formó la federación hace 40 años”, y añadió “el baloncesto sirve para luchar por la paz”.

Las gradas del mítico pabellón del Ramiro de Maeztu estaban llenas de familias palestinas que habían acudido a animar a sus representantes, para ver de cerca a un grupo de jugadoras que por encima de bloqueos, check points y situaciones cotidianas extremadamente difíciles habían logrado, a través del baloncesto, reivindicar la lucha de un pueblo y su situación diaria.

Tamara Awartani, la única jugadora palestina con algo de experiencia profesional, lo comentaba después del encuentro, “venir aquí es muy importante para nosotras. En Palestina apenas podemos jugar, y venir representando a nuestro país, significa una forma de reconocer el esfuerzo de un grupo de mujeres por encima de muchas dificultades”, y añadía: “Ahora lo que nos gustaría es poder invertir en la formación de los más jóvenes, en construir un futuro para nuestra gente, y que el deporte sea la imagen de una sociedad que ha vivido demasiados años sometida al terror y el sufrimiento de la ocupación israelí”.

En lo deportivo, el partido no tuvo mucha historia. El nivel del equipo de Liga Femenina 2 de Estudiantes era mucho más alto que el del combinado palestino. Muchas más horas de entrenamiento y de preparación, muchos más recursos técnicos y tácticos. Pero el espíritu del encuentro tenía poco que ver con un partido de competición, al contrario, el ambiente que se transmitía en la cancha y en la grada era el de una emoción colectiva por estar allí viendo a un grupo de jugadoras representar a un pueblo, sus luchas, y su dignidad. El día antes el propio entrenador, Nader Alayan, había comentado que no tenían miedo a la derrota, que para ellas la victoria era poder estar allí, jugado al baloncesto con las camisetas de su país.

La delegación palestina además aprovechó el viaje para dar charlas, organizadas por ‘Acercándonos’, la ONG del Instituto Ramiro de Maeztu, sobre la situación en los territorios ocupados por Israel, y realizar diversas actividades durante su visita a Madrid. Una forma de poner en contacto a la sociedad civil y desmontar tabúes y tópicos sobre la situación de la mujer en Palestina.

Cisjordania y el Ibdaa Center

El partido del 2 de octubre fue la segunda parte de un proyecto que surgió antes del verano, a petición del Comité Olímpico Palestino. Con la participación del Consejo Superior de Deportes, se estableció un acuerdo de colaboración entre las dos entidades, y se decidió que a través de la Fundación Estudiantes se establecería una visita a Cisjordania de un equipo de baloncesto, y una segunda vuelta que se disputaría en Madrid.

Para el viaje a Cisjordania se decidió que el equipo que acudiría sería el sub-21 masculino. Un grupo de jugadores que a su vez son entrenadores en la cantera del Club Estudiantes, y que podían así implementar su presencia en los territorios palestinos con talleres de formación y actividades relacionadas con el baloncesto. A la vez, el equipo inauguraba un nuevo pabellón construido en la ciudad de Hebrón, una de las más castigadas durante el conflicto. El impacto de esta visita, el primer partido internacional celebrado en Palestina, fue notable. El 30 de julio y ante 4.000 espectadores se inauguraba la recién construida sala de deportes con el partido del Estudiantes sub-21 y el campeón de la liga palestina, el equipo del Ibdaa Center del campo de refugiados de Dheihseh. Allí la victoria fue para el equipo palestino, pero como ocurrió en Madrid con la selección femenina, el resultado fue lo de menos.

Crear algo de la nada

Dheihseh es un campo cercano a Belén. Construido tras los primeros desplazamientos de refugiados de 1948, ha aumentado progresivamente su población hasta llegar a tener cerca de 12.000 personas que viven en poco más de un kilómetro cuadrado. En 1994, dos amigos decidieron levantar un proyecto cuyo nombre significa “crear algo de la nada”. Hacer deporte en Palestina tiene un enorme mérito, toda vez que las condiciones que impone la ocupación israelí hacen muy complicado el desplazamiento de jugadores y aficionados, y la precariedad de medios y formación es absoluta.

La idea que se ha puesto en marcha tras estos dos partidos es la de seguir ampliando los contactos, para que esta experiencia no sea algo puntual, sino que tenga mayor proyección en el futuro. Lo comentaba Tamara Awartani, en una entrevista con el periodista Mariano Galindo: “Ha sido increíble. Sólo puedo dar las gracias al Estudiantes y a toda la gente que se ha implicado para que esta experiencia fuese real. Espero que sea el primer paso y que esto no se quede aquí. Awartani cree que el intercambio “debe seguir, no sólo por el baloncesto, sino por todo. Gracias a todos por enseñar que Palestina es algo más que gente que tira piedras”.

Boicot a Israel durante el Real Madrid-Estudiantes

Nada más aterrizar en Madrid, las jugadoras de la selección palestina acudieron al partido que enfrentaba al Estudiantes frente al Real Madrid. Allí, activistas de la campaña por el boicot a Israel repartieron cerca de mil panfletos explicando los motivos de la iniciativa. A su vez la Demencia, la afición del equipo colegial, cubrió en un descanso el fondo del Palacio de los Deportes con una enorme bandera de Palestina, y otra con la leyenda Palestina Resiste. La campaña de boicot hace especial hincapié en las actividades culturales y deportivas vinculadas al Estado de Israel, en la misma línea que la que se realizó en los ‘80 contra el apartheid y el gobierno segregacionista de Sudáfrica. “Nos dirigimos al mundo cultural [y deportivo] para instarle a no participar en festivales que se realicen en Israel, mientras este Estado no asuma los compromisos con el derecho internacional”, y añaden: “Pedimos a las federaciones deportivas del Estado español el veto a las delegaciones que en nombre de Israel participan en eventos deportivos”.

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Ibdaa Center, “crear algo de la nada”

por Jacobo Rivero
(Dheisheh, Palestina)
. 1ro de febrero de 2007 .

En el campo de refugiados de Dheihseh, cerca de Belén, se encuentra el Ibdaa Center, una de las experiencias deportivas más importantes de Palestina. Dheihseh es una comunidad muy activa, con una gran historia de lucha. Hasta la retirada del Ejército en 1995, el campamento estaba rodeado de una cerca de alambre que sellaba 13 de las 14 entradas al mismo. El Ejército israelí controlaba la única entrada, con reja giratoria. Una puerta que se mantiene todavía, justo frente al local del Ibdaa Center, como recuerdo de aquellos días. El Centro de Actividades Sociales de Jóvenes, que era la principal organización juvenil en el campamento, se cerró por orden militar desde 1981 hasta 1993. Fue la época de la primera Intifada, cuando los soldados entraban por los callejones, causando docenas de muertos, cientos de heridos, encarcelados o discapacitados de por vida. Durante los años del proceso de paz de Oslo la situación de los refugiados fue totalmente ignorada en la estructura de la negociación, lo que creó una sensación de frustración en la comunidad.

Es precisamente en el año 1995 cuando se crea el Ibdaa Center, dentro del proceso de autoorganización que se había producido en el campo de refugiados desde los años ‘80 y recogiendo el testigo de aquel Centro de Actividades Sociales. Ibdaa, que en árabe significa “crear algo de la nada”, es una organización de base que genera proyectos sociales, culturales y deportivos para niños, jóvenes y mujeres del campo de refugiados. El deporte es una de las actividades fundamentales y proporciona “una vía de escape de la realidad cotidiana, una oportunidad para crear comunidad y, también, para sentirnos orgullosos”, como nos cuenta de forma apasionada Khaled Saifi, coordinador deportivo del Centro.

Son más de 300 miembros en los diferentes equipos de baloncesto, ping pong, fútbol, natación, atletismo y voleibol, a pesar de no tener instalaciones en el campo de refugiados. “Hemos ganado varias veces la liga masculina de baloncesto, también somos primeros en voleibol y cuartos en natación”, explica Khaled. Para entrenarse tienen que ir a Belén varias veces por semana. En toda Palestina hay cuatro polideportivos, que fueron construidos en el año 1995 por una empresa española en Belén, Nablús, Gaza y Ramala. En baloncesto son tres equipos masculinos y dos femeninos, que abarcan desde los diez hasta los 35 años. Regularmente juegan contra otros equipos de Cisjordania, pero también, cuando las condiciones lo permiten, contra otros de Gaza y del interior de Israel.

“Una experiencia emocionante”

La liga masculina de baloncesto cuenta con 18 equipos, pero a veces es difícil celebrar los partidos, pues los equipos son retenidos en los numerosos check points del Ejército israelí. “En el último campeonato no pudimos jugar la final contra el equipo de Gaza. Desde Egipto y Jordania nos propusieron celebrar allí el encuentro, pero una vez más las autoridades israelíes nos impidieron disputar el partido reteniéndonos en la frontera”.

El centro está lleno de recortes de prensa con los éxitos de su equipo de baloncesto, el orgullo del Campo de Refugiados. En el año 2005 se creó el primer equipo femenino de voleibol en un campo de refugiados palestino. “Su primer partido fue contra el equipo de la Universidad de Belén. Perdieron, pero fue una experiencia muy emocionante”, cuenta Khaled. “La ocupación israelí ha tenido un impacto especialmente duro en la vida de las mujeres de Dheihseh. Muchos hombres han sido asesinados o están encarcelados, heridos o discapacitados, así que las mujeres se han ido convirtiendo en, prácticamente, el único sustento de sus familias. Son las responsables de generar ingresos, mantener el hogar, la educación y el cuidado de los niños, los mayores y el de los miembros de la familia que están heridos. Como consecuencia, muchas mujeres se ven en situaciones cada vez más difíciles y con muchos menos lugares donde acudir para ayudarse o generar oportunidades para luchar por un cambio”.

Pero los más afectados por la cada vez más profunda pobreza y violencia militar son los niños, que constituyen más del 50% de la población. Los graves abusos contra los derechos humanos, la inestabilidad política y la violencia les han privado de unas condiciones de vida estables. Como todos los niños en Palestina, cada niño en Dheihseh está traumatizado por las invasiones militares en su comunidad, redadas de casas en medio de la noche, detenciones y asesinatos de familiares y amigos. La gente que vive en esta comunidad empobrecida y superpoblada tiene muy pocas vías de escape a través de las cuales poder expresar de forma constructiva sus miedos y esperanzas. “En el Ibdaa luchamos por dar fuerza a estos niños, tratando de darles confianza y seguridad en sí mismos, y a la vez mostrar a la comunidad internacional la situación en que vivimos los refugiados palestinos. Aquí el deporte juega un papel muy importante”.

Redes de cooperación

El Ibdaa Center es, además, un proyecto de gestión de actividades y recursos. A través de talleres de arte, danza, música, multimedia y educación, y de cooperativas de autoempleo, grupos de mujeres, redes de autoayuda psicológica… desde una perspectiva de educación mixta y secular. Gran parte de su eficacia reside en haber sabido integrar el trabajo de base en Dheihseh y el trabajo de solidaridad con proyectos internacionales. Esta alianza con activistas y organizaciones de todo el mundo va más allá de la clásica relación basada en ayuda económica, ya que ha forjado redes de cooperación y colaboración.

Cada año pasan más de 1.500 personas entre niños, jóvenes y mujeres por el Ibdaa, que proporciona ingresos para 70 familias en el campo de Dheihseh a través del empleo y de proyectos productivos. “Lo que nos gustaría ahora es que venga gente a jugar con nosotros, también salir de estos muros y conocer otros equipos, otros centros deportivos, otras iniciativas. Necesitamos que nuestra gente conozca otras experiencias y otras personas. La ocupación trata de tenernos encerrados, y muchas veces no podemos ni jugar con nuestros hermanos de Gaza”, concluye Khaled.

Yahia, miembro del equipo masculino de baloncesto

“Uno de nuestros logros es que hemos incrementado el interés por el baloncesto en el campo de Dheihseh y hemos creado un público para ver los partidos. Antes sólo había niños jugando al fútbol, pero ahora algunos juegan al baloncesto en las calles. Esto es algo que también me motiva. Quiero que los niños y jóvenes, las mujeres y los hombres se animen a jugar y que tengan una sonrisa en la cara. Es lo mínimo que podemos hacer por el Campo”.

Los refugiados…

El campo de refugiados de Dheihseh se establece después de la expulsión y salida de más de 750.000 palestinos que fueron desplazados para establecer el Estado de Israel en 1948. Aquellos que se refugiaron en Dheihseh venían de 45 pueblos al oeste de Jerusalem y Hebrón. Sus descendientes ahora constituyen los 12.000 habitantes que viven en el campo, en menos de un kilómetro cuadrado de tierra. El campamento sólo cuenta con un doctor a media jornada y dos colegios con muy pocos medios. Desde el comienzo de la segunda Intifada en septiembre de 2000, la lucha palestina para terminar con la ocupación israelí ha sufrido niveles de violencia militar sin precedentes. Con helicópteros y tanques el Ejército israelí ha bombardeado a las comunidades palestinas, destruyendo casas y matando a cientos de personas. En Dheihseh, una comunidad muy ligada al Frente Popular para la Liberación de Palestina, no hay familia que no haya sufrido la represión. En el propio Ibdaa Center hay cuatro “mártires” y más de una decena de presos en cárceles israelíes.

Periódico Diagonal }

Publicado em 21.10.2010

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