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La maternidad de los monos
por Alfredo Grande
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“Aquel que cree disturbios en su casa heredará el viento, y el tonto se convertirá en el sirviente del sabio de corazón.”
(Libro de los Proverbios 11:29, palabras del Rey Jacobo)
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“Heredarás el viento” es una película estadounidense de 1960, en blanco y negro, producida y dirigida por Stanley Kramer, basada en la obra de teatro homónima de Jerome Lawrence y Robert Edwin Lee. Dramatiza lo que se conoció en la historia como “El juicio del mono” (1925). Para entonces, el caso del maestro John Scopes, era una guerra sin armisticio posible entre quienes creían ser hijos de la evolución, y los creacionistas, que se negaban a admitir que habían salido “de una inmunda charca, un pestilente caldo de insectos y gusanos, y no de las dulces manos de Dios nuestro señor”, como se oyó decir a uno de los testigos.
En realidad, el juicio fue una farsa, una trampa armada para derrotar a Clarence Darrow, el abogado defensor del maestro y “el mayor ateo del país” (novedoso título adquirido durante los debates) y demonizar a Scopes desde furiosas pancartas: “¡Scopes, arderás en el Infierno!”.
El juez fue cómplice absoluto de los creacionistas. Prohibió comparecer a los científicos, biólogos, geólogos y cuantos expertos presentó la defensa, mientras la muchedumbre – trescientos adentro, más de mil afuera – vitoreaba el nombre de Dios. Pero Darrow, también defensor de pobres, obreros, homosexuales, víctimas del poder, sacó su último as de la manga: llamó como testigo al fiscal, Jennings Bryan. Y ante el asombro de todos, lo llamó al estrado.
– ¿Usted es experto en la Biblia?
– Absolutamente. Conozco todas y cada una de sus palabras.
– Ante una duda, ¿qué hace?
– Consulto al Señor, y él me responde.
– Señores… ¡Dios habla con Bryan! ¡Les presento al profeta de Nebraska! (Se oyeron algunas risas…)
– ¿Todo cuanto dice la Biblia debe ser interpretado literalmente?
– Así es. (Mostrándole un objeto) ¿Qué edad tiene esta piedra? La ciencia dice que algunos millones de años…
– No me interesa la edad de las rocas sino la Roca de las Edades. Pero es imposible. Tiene menos de seis mil años, porque el buen obispo James Usher fijó la fecha de la Creación: el 23 de octubre del 4004 antes de Cristo a las nueve de la mañana.
– ¿Hora del este o del oeste? Más risas en la sala.
– ¿Ese primer día tuvo veinticuatro horas?
– La Biblia dice que fue un día.
– Pero era imposible medir el tiempo. ¿Un día de veinticuatro horas, de treinta, de un mes, o de millones de años?
– No lo sé. Fueron períodos.
– ¿Pudieron abarcar mucho tiempo?
– Tal vez…
El martes 25 de julio de 1925, Scopes fue declarado culpable por un jurado de absoluta mayoría creacionista. Pero ante la ausencia de antecedentes – era el primer caso de ese tenor -, no fue a prisión. Se lo penó con una multa de cien dólares, más tarde reducida… apenas a un dólar.
A 500 años de la Inquisición
Costaba entender una pugna semejante entre Fe y Ciencia… a 472 años de las primeras hogueras de la Inquisición contra “herejes, brujos, hechiceros”, 292 del juicio contra Galileo Galilei por sostener la teoría de Copérnico (“La Tierra gira alrededor del Sol”) y 242 de los veinte ahorcados en Salem, Massachusetts, por “brujería y tratos con Lucifer”. Casi 94 años después, la pugna se actualiza, lo que prueba que la cultura represora aunque se vista de seda, cultura represora se queda.
Una nena de 13 años, que había sido violada por un hombre al que conoció a través de facebook, fue sometida a un aborto en el Hospital Materno Infantil Dr. Héctor Quintana de Jujuy. Se trata el mismo lugar donde le negaron interrumpir el embarazo a la niña de 12 años que había sido abusada sexualmente por un vecino, le hicieron una cesárea y cuyo bebe murió cinco días después. La interrupción del embarazo fue pedido por los padres de la nena, que es de un asentamiento cercano al barrio Malvinas Argentinas. Estaba de cerca de 18 semanas de embarazo. El aborto que se practicó a la menor se dio una semana después de la cesárea que ordenó el Gobierno provincial a la nena de 12 años de San Pedro de Jujuy, que fue violada por un hombre de 60 años. En ambos, el pedido se daba en el marco de la legislación vigente que lo contempla para los casos de abusos sexuales contra menores de 16 años de edad.
Silvana Trotta Politano escribió: “Nuestra sexualidad, en tanto reprimida y represora a la vez, (según Alfredo Grande), está construida y diseñada sobre la base occidental y cristiana, donde la ‘historia’ relata que un anciano ser, invisible él, insufla un embrión ‘salvador’ del mundo, a una niña de 12 años, sin que medie consulta ni consentimiento alguno, y digo esto con estas palabras, para pecar de ‘elegante'”.
Juicio a La Nazión
Siguiendo el ejemplo de Darrow, tomaré un texto sacado de la biblia del liberalismo y del pensamiento reaccionario argentino. Señoras y señores jueces: convoco al estrado al editor de La Nazión, para que se explaye sobre su pensamiento en relación al tema de los embarazos en niñas.
Como prueba única de esta defensoría de niñas y niños a los que se pretende arrebatarles la niñez, presento esta editorial de fecha 1 de febrero 2019.
“Niñas madres con mayúsculas: Los pañuelos verdes de quienes no han aceptado la derrota legislativa siguen agitándose. – De eso puede estar seguro. Y cada vez más. Porque es derrota pero no fracaso. Y después de la derrota, la lucha sigue – En un escenario con claros indicios de nuevos esfuerzos por consagrar el aborto en nuestra legislación en este nuevo año, sorprende el reciente testimonio de algunas niñas madres a edades en las que mejor habría correspondido que estuvieran estudiando y atendiendo su formación. – La sorpresa sólo alcanza a los hipócritas. Y lo que mejor habría correspondido está impedido por sus cómplices de clase -.
El relato de estas realidades mueve a reflexionar sobre lo que es natural en la mujer, lo que le viene de su instinto de madre, lo que le nace de sus ovarios casi infantiles. – Parece un tratado de psicosomática. Lo natural, el instinto, el lenguaje del ovario. ¿Dónde está el ganso que por su boca habla? – “Nadie me lo saca”, afirmarán aferradas a la vida engendrada en sus vientres. – Es cierto que están aferradas, pero no a sus vientres, sino a los mandatos de sus mentes. Además, para evitar confusiones, no es el vientre el que engendra, sino el útero. Usted confunde parir con evacuar los intestinos. No tiene por qué saberlo, pero se llama teoría cloacal… Es infantil… y en su caso una lamentable distorsión -.
Mucho más allá de la forma en que se gestaron los embarazos, claramente nada deseada ni deseable, resulta admirable y emocionante ver desplegarse el instinto materno. – Usted es licenciado en metáforas. Gestar los embarazos alude a violación de una niña. Admiro su miserable esfuerzo en tapar un delito aberrante. – Encarnado, corporizado, ese instinto vital de preservación arrasa con todo lo que se ha dicho y escrito desde una teoría reñida con el derecho a la vida. – Me parece que le cuesta pensar, y tome esto como una metáfora ya que no creo que piense, que antes del derecho a la vida, está el deseo a la vida. Ninguna niña desea ser violada. Y una mujer tampoco. El primer instinto de preservación, digamos de auto conservación, es a la vida propia. Estas niñas lo han perdido porque les fue arrebatado al violarlas. Usted sostiene una teoría reñida con el deseo a la vida.
Despedaza el pañuelo verde, al error inducido del “yo decido sobre mi cuerpo”, al feto como desprovisto de vida, entre otras denominaciones eufemísticas creadas para bajar la carga emocional que encierra decir que hablamos de un hijo desde el minuto de la concepción, de un bebé por nacer que se desea eliminar asesinándolo. – No aclare, porque oscurece, y en eso el especialista es Edesur. El error inducido del “yo decido sobre mi cuerpo” es el que elogia cuando sacraliza “nadie me lo saca”. Esa niña se aferra a una vida que no es, porque sabe, aunque no sepa que sabe, que no puede aferrarse a nada mas. Su propia vida ya no le pertenece porque violaron sus deseos.
Amor y valentía para seguir adelante, respetando la vida – Podría al menos tener la delicadeza de no invocar el respeto en vano. De la mayor falta de respeto a la vida, como es la violación, no puede derivarse respeto a otra vida. Lo que hay es una culpa abrumadora inducida por falsos profetas como el que está en el estrado. – Admiración hacia las niñas madres, madrazas por cierto. Tristeza para las “abuelas abortistas” que felizmente no lograron su criminal propósito. – Usted no admira: apenas alucina niñas madres. Si pensara alguna vez, se daría cuenta, aun en tinieblas, que niña y madre son excluyentes. Como enano y basquetbolista y se lo digo por experiencia. Usted padece un delirio materno, al ver a niñas como madrazas. Una pequeña digresión: ¿quizá lo vea a Guaidó como Presidente Encargado? Algo así como un portero de medianoche. Pero ya sucumbe a su delirio cuando a una abuela, madre de madres y padres, le pone el sanbenito de abortista. No habla del criminal propósito consumado del violador. Cobarde, cruel y cínico, embiste contra las abuelas, seguro jubiladas por debajo de la línea de indigencia. Como yo, sin ir más cerca.
Bienvenida a los felices niños de ambas mamás y un mensaje claro y esperanzador a la sociedad para que haga lo que tiene que hacer sobre educación sexual, primero, y sobre apoyo a las mamás, después, tanto si sus embarazos fueron deseados como si fueron causados por una violación, por ignorancia o estado de necesidad. Nada importó a estas mamás niñas, salvo conservar a sus hijos. – Si el pez por la boca muere o el pez por la boca mata depende del pescador. Lo pesqué. Felices los niños… ¿Algún recuerdo sobre niños violados? Las mamás no serán felices, porque la atrocidad de la violación es análoga a una tortura que no cesa. Una niña no desea ser embarazada. Puede jugar a ser mamá, pero entre juego y realidad hay un hiato, un corte. Para una niña el juego de ser mamá es placentero, la realidad de ser mamá es dolor puro. Mucho importó a estas niñas el mandato represor de ser mamás, concebidas por violación. Con pecados y delitos concebidas. Maculadas. Y no podrán conservar a sus hijos, porque nunca podrán criarlos. Pero eso a usted no le importa, porque no sabe diferenciar la humanidad del deseo con la animalidad de la necesidad.
– Señoras y señores jueces: Esta editorial constituye apología del delito de violación. Pretende legitimar desde una aberración jurídica y vincular como es la violación a una niña, el instinto materno como algo natural. Es soez la forma en que vuelve a violar a la niña utilizando sus dichos para intentar abortar la lucha por el aborto legal. A esa niña le abortan la niñez y el deseo. No es una editorial: es un edicto de pena de muerte para toda vida por deseo y toda vida por placer. No será justicia. Tampoco la solicito. Pero será y seguirán siendo cientos de miles de pañuelos verdes para que nunca más, nunca más, nunca más, una niña violada tenga el eterno castigo de ser madre por mandato.
{ Agencia Pelota de Trapo }
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