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Geraldina Colotti: Venezuela es el Stalingrado del siglo XXI
por Patricia Barba
[ Traducción Gabriela Pereira ]
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Geraldina Colotti, periodista italiana, activista y soñadora, no solo conoció la cárcel como presa de conciencia víctima del fascismo, también es testigo del renacimiento de nuevas formas de esclavitud en el viejo continente. Geraldina no duda en defender a la Venezuela bolivariana ante el acecho imperial, que trata de restaurar viejas formas de dominación en la Patria de Bolívar y Chávez.
– Primero que nada, quisiéramos que nos contaras sobre tu trayectoria periodística y tu convicción política.
– Te agradezco compañera, tu precioso y valiente trabajo periodístico e internacionalista en un país peligroso como México, donde impiden con todos los medios el ejercicio del poder popular. Soy periodista y escritora, he publicado libros de poesía, novelas, ensayos y artículos sobre la Venezuela Bolivariana y América Latina. Algunos de estos han sido traducidos al castellano, publicados en Venezuela (“Lo vi no me lo contaron”, “El Secreto”, “Oscar Romero el Santo de los pobres” y ahora esta listo “Después de Chavez, como nacen las banderas”). Sobretodo, soy comunista, revolucionaria y feminista. He participado en la guerrilla de los años 70s-80s en Italia, he sido una militante de las Brigadas Rojas y he pagado una condena a 27 años de cárcel. Mi compromiso continúa hoy en otras formas, pero con los mismos ideales de entonces. En este mundo convertido en injusto y feroz por el capitalismo, el socialismo es necesario hoy más que nunca y hay que unir las luchas de los pueblos en todo el sur del planeta.
– ¿Qué te impulsó al activismo periodístico y político internacionalista que has venido desarrollando?
– Todo comunista coherente no puede sino ser internacionalista, sobretodo cuando se vive en uno de los países capitalistas en los que se determina el precio del trabajo, se deciden las guerras imperialistas y se explotan a los migrantes provenientes de los países devastados por las agresiones neocoloniales. No podemos ser cómplices. Para reducir el precio del trabajo, los capitalistas occidentales implantan maquiladoras en América Latina, en Asia, y en otros lugares del planeta donde no existen gobiernos socialistas que garanticen el respeto a las leyes del trabajo. Las primeras en sufrir las consecuencias son las mujeres, cuya vida en el sur global frecuentemente vale menos de cero como se ve en México, en Colombia, en Honduras, en Guatemala… Al contrario, en países como Venezuela, donde el poder popular es fuerte, las mujeres son protagonistas de la construcción de la sociedad. El deber de cualquiera que tenga a bien la verdad y los ideales del socialismo es el de desenmascarar el falso discurso de los medios de guerra y construir una agenda de lucha contra el enemigo común.
– En años recientes, a partir de los ataques contra Siria y otras naciones del Medio Oriente encabezados por el gobierno norteamericano, se ha generado una enorme migración de miles de víctimas hacia países europeos, entre ellos Italia. ¿Qué nos puedes decir sobre esta terrible circunstancia?
– Los inmigrantes llevan una doble ventaja al capitalismo occidental: constituyen un enorme ejército de reserva de trabajadores a bajísimo precio, y sirven para redefinir las políticas de seguridad social y de control de los sectores populares. Las derechas xenófobas han hecho de la lucha a la inmigración su caballo de batalla, alimentando la competencia entre los pobres y el miedo hacia el diverso como “portador de terrorismo y violencia”. En la ausencia de una verdadera propuesta radical de izquierda, la única barrera está constituida por una visión compasiva del inmigrante como un “recurso” (¿para quién? para el capitalismo, obviamente), proveniente de las áreas católicas o de las Ongs. Así, algunas administraciones de “centro-izquierda” han dado el “permiso” a los migrantes de barrer las calles gratuitamente para tener el “derecho” de… pedir la limosna para hacerse “aceptar”. La gran masa de trabajadores sin derecho han traído el regreso de formas de verdadera esclavitud en los campos o en el servicio doméstico, sufridas, sobretodo por las mujeres migrantes a través de formas de prostitución evidente o disfrazada. Son las mujeres migrantes, invisibles y mal pagadas, que permiten también a un cierto feminismo blanco, occidental y académico de librarse del trabajo doméstico. El nuevo movimiento “Ni una Menos” está tomando conciencia de este problema. Algunos sindicatos de base están organizando estas nuevas figuras sociales, pero el fascismo – que en Italia nunca ha disminuido – esta atacando y agrediendo, lamentablemente, involucran también a una parte de los barrios populares, donde faltan los derechos elementales y es fácil aprovecharse de la propaganda del inmigrante que “te roba la casa y el trabajo”. Hoy, vamos hacia un gobierno formado por un partido xenófobo y fascista como “La Lega” de Matteo Salvini y por el “Movimiento 5Stelle”, fundado por el cómico Beppe Grillo y hoy dirigido por Luigi Di Maio. Un movimiento ambiguo que contiene a los desilusionados de los partidos de izquierda y componentes de la derecha, cuyos programas de todas maneras son compatible con el sistema capitalista actual.
– Sabemos que eres una muy activa promotora del apoyo a la Revolución Bolivariana. ¿Qué es lo que motiva?
– He apoyado al proceso bolivariano desde el inicio. Cuando estaba en la cárcel, en 1992, he visto en la televisión el “por ahora” del Comandante Chávez, luego del fracaso de la rebelión cívico-militar y aquella promesa que habría sido mantenida con la victoria electoral de 1998. Yo sabía que algo importante estaba surgiendo. Cuando me devolvieron el pasaporte y pude viajar, junto a un grupo de compañeras, fui a Venezuela a ver en qué modo se manifestaba aquella “revolución” sin la dictadura del proletariado de Lenin. Es una apuesta que se mantiene y que nos concierne, porque indica que, aunque con todas las dificultades, el socialismo no ha terminado y todavía permanece una alternativa practicable. Los ataques que sufre el proceso bolivariano – un nuevo Plan Cóndor financiero, político, diplomático lo acecha – indica la necesidad de resistir y los problemas que se deben afrontar. Venezuela hoy es el Stalingrado del siglo XXI, un ejemplo de justicia social y de independencia nacional para todos los pueblos del mundo. Defenderla significa defender la posibilidad concreta del socialismo como única y necesaria alternativa.
– Finalmente, Geraldina, ¿piensas que el socialismo llegará a cristalizarse como una realidad en el futuro?
– Estoy convencida, a 200 años del nacimiento de Marx sus análisis están más vigentes que nunca. El ejemplo de Lenin, Mao, Che Guevara y de Chávez, servirá para hacer renacer las banderas de justicia en todos los pueblos del mundo.
{ Cuatro F }
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