Una comunicación alternativa que contrasta

Dejemos de quejarnos, armemos nuestros propios medios

No esperemos a que los mecenas digitales caigan del cielo como inversionistas ángeles comisionados para salvar a los medios, dice Óscar Durán Ibatá en este texto que fue escrito en la presentación de una maestría en Creación y Dirección de Medios en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en Colombia. “Tal vez la respuesta está en nuestras manos y en nuestro propio talento”, escribe.

por Óscar Durán Ibatá

El fundador de Amazon, Jeff Bezos, se convirtió en el hombre más rico del planeta con una fortuna de 90 mil millones de dólares. Un buen titular, sin ninguna duda. Bezos es también dueño del diario The Washington Post, uno de los medios de comunicación más prestigiosos e influyentes en el mundo.

Durante años, la industria de los medios ha escuchado diferentes argumentos sobre el cambio en el modelo de negocio para lograr hacerle el quite a la crisis económica en la que andan. Una de las salidas más fáciles y expeditas tiene que ver con la aparición de millonarios o filántropos que deciden invertir su riqueza y hacerse a cualquier medio de comunicación. En últimas, es un tema de poder y control.

Esto era, como algunos analistas y académicos han querido ver, un intento de rescate de la vieja forma de hacer empresa periodística por parte de los gurú en el manejo de los puntocom. Se trata, en esencia, de la prueba de que la industria digital es capaz de aplicar con éxito sus esquemas en negocios tradicionales de contenidos. Y es ese, precisamente, el gran problema de los medios por estos días: los contenidos, el cambio en los hábitos de consumo que ha traído la irrupción de los millenials y los centennials.

Como lo que está en juego entonces son los contenidos y sus respectivos mensajes, aparecen fenómenos como la “posverdad”: afirmaciones que no son ciertas pero que mucha gente prefiere creer contra toda evidencia porque interpretan o refuerzan sus emociones y creencias. Estos inventos muestran el riesgo y valor que adquieren los mensajes (contenidos= información y/o opinión) que circulan en los medios de comunicación.

En un Estado de derecho, las diferentes tipologías de medios de comunicación (públicos, comerciales, comunitarios, etc.) en sus diferentes formas (radio, prensa, televisión, digitales, etc.) y modos (masivos, alternativos, personales, colaborativos, etc.), juegan un papel importante en el desarrollo de las sociedades y sus individuos. Desarrollo que dependerá, en gran medida, de la diversidad de medios que existan, las regulaciones y las infraestructuras tecnológicas. Se comprende, por una parte, que los medios existen dentro de una estructura política que determina, organiza y legitima el espectro en que estos medios se desarrollan y dan cuenta de realidades o ficciones que informan y narran las vivencias humanas contenidas en el territorio.

Los medios son, por una parte, extensiones de nuestros sentidos, como lo escribió McLuhan, no solo en cuanto permiten a los sentidos sobreponer su espacialidad y capacidad, sino porque se convierten en formas de comprender el mundo mismo, al darle cabida a elementos cognoscitivos antes desconocidos. La relación con la televisión o con los teléfonos celulares, por ejemplo, va mucho más allá de una simple extensión espacial del sentido de la vista o de la audición, se convierte en una nueva forma de comprender la realidad, la importancia de los temas, la estructura de nuestros compromisos sociales y las formas mismas de dimensionar factores que nos rodean.

Decir que el medio es el mensaje no implica despreciar el valor de la información que se transmite a través de ellos, sino que nos hace comprender que, desde una visión macro de la realidad humana, no son los mensajes, sino la interacción con los distintos medios y las posibilidades que estos generan, las que evidencian nuestro cambio como seres humanos. Los medios se construyen como un entramado de relaciones que se puede definir como un ecosistema, en cuanto no se pueden comprender de manera aislada, sino en una eterna interrelación que hace parte de todas nuestras actividades.

Entender el proceso comunicativo como un ambiente, implica reconocer la interrelación existente entre los diferentes factores que componen la comunicación contemporánea. Existen muchos retos por el proceso cambiante de la estructura, acceso, costos y disponibilidad de herramientas de comunicación que generan cuestionamientos profundos sobre la naturaleza de los medios de comunicación. La disminución de costos en equipos digitales ha permitido que surjan nuevos medios de comunicación, pero también han dispersado la audiencia, y han puesto en entredicho modelos de negocio, por un lado, y obligaciones y responsabilidades de representación, por el otro. El rol de los medios pasa por una serie de aproximaciones que los vinculan con intereses económicos, educativos, informativos, políticos y culturales que tienen que ser abordados desde varias perspectivas y deben responder a los constantes cambios en aspectos legislativos, sociales e internacionales.

Por una parte, sabemos que la consolidación de compañías mediáticas llevó a una globalización y concentración de la comunicación. Por otra parte, la disminución en costos y la disponibilidad de canales de comunicación, ha permitido la expansión de medios de menor calibre y difusión que permiten una comunicación alternativa que contrasta, provee matices, y se opone a la unificación del mensaje por parte de los grandes conglomerados mediáticos. En este punto de interacción entre esos grandes medios masivos, constituidos como industrias de la información e industrias culturales, y los medios de proximidad, se constituye un espacio particular de reflexión para la nueva forma de generar contenidos y crear empresas periodísticas. Es importante comprender que esa interacción es inevitable en nuestra realidad, y que es fundamental entender las premisas conceptuales, económicas, sociales y políticas que implican la creación y gestión de todo tipo de medio de comunicación.

Por ejemplo, hoy probablemente el área de ideas más fértil y dinámica para la creación de un medio de proximidad concierne al periodismo sin fines de lucro. A medida que los periódicos nacionales o locales se reducen, y miles de periodistas de gran calidad pierden sus trabajos, nuevas iniciativas en periodismo sin fines de lucro están naciendo. Esta es una buena forma de ganarse la vida para tantos buenos periodistas que salen semestralmente de facultades o escuelas de periodismo en Colombia.

La inmediatez, la relevancia, el sentido de mayor competitividad en las primicias y el afán por contar grandes historias, podrían ser los grandes activos de esta relación con la era digital. Los grandes sacrificados han sido la profundidad, la originalidad, la pérdida de idiosincrasia, el temor a tomar riesgos y, tal vez, la probabilidad casi nula de publicar de vez en cuando una crónica larga y hermosa que pueda transformar la vida de algún lector.

Así las cosas, ese sería un buen acierto, animarse a crear su propio medio. Dejar de quejarse sobre lo bueno o malo que hacen los medios de comunicación, y proponer algo. No esperar que vengan tipos como Jeff Bezos y nos solucione el problema. Tal vez la respuesta está en nuestras manos y en nuestro propio talento. Se trata de apostarle a la calidad informativa y de contenidos. Eso sí, debemos estar preparados con la fe inquebrantable en que podemos llegar vivos a final de mes con las cuentas, pero, seguramente, dormiremos más tranquilos sabiendo que producimos el contenido que queremos y ofrecemos un producto más profesional a nuestro pequeño pero exclusivo grupo de seguidores.

{ Puroperiodismo }

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