lo sabemos todo y creemos tener impunidad

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“El narcoperiodismo nos ha mimetizado”: Javier Valdez

“Nos enferma de miedo el narco pero nos enferma también la cercanía con el poder”, expone el autor en entrevista.

por Héctor González

En ‘Narcoperiodismo’ (Aguilar), Javier Valdez, denuncia la forma en que el narco y la delincuencia organizada tomaron por asalto al periodismo, cómo eliminan a quienes publican noticias que no aprueban o cómo se alían con reporteros y redactores. Por medio de encuentros intensos con periodistas y editores, el autor revela por qué los comunicadores abandonan su lugar de trabajo y sus ciudades sin dejar rastro; qué hacen los sicarios con los periodistas comprometidos y cómo se infiltran en los periódicos.

Un libro dedicado al periodismo y su vínculo con el narcotráfico, ¿por qué hacerlo ahora?

Al contar historias de periodista me encontré con una realidad que no conocía. Lo de Tamaulipas más o menos lo sabía, pero lo de Veracruz me pareció un espanto. Me gustaría pensar que el libro es un punto de partida para reconocer lo que tenemos, que incluye nuestros cánceres, corrupción y mediocridad. Influyen las condiciones en que trabajamos y los salarios, pero el narco nos ubicó en un callejón sin salida. La narcopolítica determina nuestro trabajo diario. El periodismo en México es un mosaico muy amplio. Al principio pensé que habría resistencia del gremio a la autocrítica pero me ha sorprendido gratamente.

¿Por qué falta autocrítica? ¿Se abusa del victimismo?

Es parte de todo. No hay forma de hacer periodismo, de reflexionar o entender lo que sucede. He detectado también, sin embargo, soberbia, una actitud de que lo sabemos todo y creemos tener impunidad. Nos enferma de miedo el narco pero nos enferma también la cercanía con el poder. Somos un medio donde falta la autocrítica y la reflexión, nos urge hacerlo.

Usted narra complicidades de reporteros con el crimen organizado…

Sí, al principio creía que los compañeros no tenían de otra. He descubierto que algunos son orejas del narco porque no tienen para donde hacerse y otros, que felices reciben dinero, están en nómina y son cómplices. Hay que contar con detalles lo que pasa. No se trata de juzgar la situación sino de entenderla. La realidad se vino encima del periodismo y es necesario contar estas historias completas.

¿Los bajos salarios o las condiciones de inseguridad justifican la complicidad?

No. Hay casos de compañeros que han podido renegar pero otros se han dejado seducir por el ambiente. Recordemos que en los ochenta o noventa, los reporteros de nota policiaca tenían cartuchos e incluso se comportaban como judiciales. El narcoperiodismo nos ha mimetizado, como nos mimetizó la cercanía al poder político. Necesitamos comprender los muchos periodismos que se hacen en México. No podemos hablar de libertad de expresión cuando la narcopolítica manda y cuando predomina un ambiente de miedo. Hablamos del periodismo posible en condiciones imposibles.

¿Pesa más la censura o la autocensura?

La autocensura a partir de una realidad amenazante. No me autocensuro por comodidad sino por una realidad que acecha. La realidad nos hace detenernos o movernos más despacio. En México la autocensura es un acto de sobrevivencia. No se trata de no reportear nada, como sucede en Tamaulipas, sino de humanizar al periodismo.

¿Cómo revertir esto: leyes, reforzar el marco jurídico?

Falta Estado, como decía Federico Campbell, el Estado no está. Para mí los botoncitos de alerta o los programas no funcionan, a veces sólo sirven para espiar. El gobierno no se involucra como parte de la solución. No quiere resolver los asesinatos ni castigar a los delincuentes. Necesita decir ‘sí a un reportero lo mataron por estar involucrado con un cártel’ pero también reconocer cuando a alguien lo mataron por hacer bien su trabajo. Por otro lado, nos falta aplicar la autocrítica. No hemos discutido cómo hacer periodismo en tiempos violentos. Nos avasalla la muerte.

Esto se suma a las condiciones de transición del periodismo, que se debate entre el impreso y el digital.

Sin duda es un elemento más de crisis. Los medios digitales o impresos críticos no reciben publicidad del gobierno y por el contrario, se les castiga. La situación económica es adversa, los empresarios no se comprometen y en general la sociedad no acompaña al buen periodismo, que actualmente está en un páramo.

¿A usted lo han buscado narcos?

Sí, en ‘Rio 12’ hemos sufrido de todo, desde aquella granada de 2009 y que nos obligó a revisar lo que escribíamos, hasta señales en la calle. Pero la ética nos ayuda a sobrevivir y a ser profesionales.

{ Aristegui Noticias }

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