por Perucho Conde
Aquí había una democracia disque-representativa, pero era una lavativa que al Pueblo no le hacía gracia, pues mandaba la falacia, el engaño, la viveza.
Solo buscaban riqueza mediante sucios manejos, y el Pueblo como un pendejo hundido hasta la cabeza.
El Pacto de Punto Fijo fue el propio pacto satánico, que tenía de democrático lo que yo de crucifijo, un convenio que fue hijo de rufianes y villanos, adecos y copeyanos turnabanse en el poder, sin tener nada que ver con el Pueblo soberano.
Ese Pueblo que escuchaba cada 5 años lo mismo, pues con el mayor cinismo se le mentía y engañaba, lo único que interesaba era el voto simplemente, continuar impunemente compartiendo la tajada, y creyendo, casi nada, que eso iba ser permanente.
Cuando mandaba el adeco, su cómplice copeyano, en el Congreso la mano alzaba como un muñeco, y cualquier negocio chueco que uno de ellos inventaba, el otro se lo apoyaba porque sabían de una vez que cuando fuera al revés, con ese apoyo contaba.
Pero que va compañero, un día tenía que llegar el que pudiera que acabar con un abuso tan fiero, y fue un 4 de Febrero que estalló la rebelión poniéndole corazón, el Comandante Hugo Chávez, le indicó a todos la clave, para la emancipación.
No triunfó. Lo encarcelaron. Pero de forma sencilla, logró sembrar la semilla, que de una vez germinaron, pues todos se percataron, en esos amargos días, de que era Hugo Chávez Frías el que podría poner fin a tan nefasto festín de la vagabundería.
Bueno, mis amigos, se acabó ese cataclismo, porque ahora felizmente, la Patria marcha de frente, camino del socialismo y digo con patriotismo, que los miembros de aquel clan, tendrán que ser Supermán para volver al poder, pues su destino ha de ser:
“¡Que más nunca volverán!”