Argentina ’78 {Parte 4}

24-03-2016b

Algunos datos del Mundial 78 y alrededores

El 2 de junio del ’78 se jugó el partido inaugural de la Copa del Mundo en Argentina.

En Alemania moría el popular escarabajo de la Volkswagen, en Inglaterra nacía el primer bebé de probeta, en Italia se legalizaba el aborto.

Sucumbían las primeras víctimas del sida, una maldición que todavía no se llamaba así. Las Brigadas Rojas asesinaban a Aldo Moro, los Estados Unidos se comprometían a devolver a Panamá – el canal usurpado a principios de siglo.

Fuentes bien informadas de Miami anunciaban la inminente caída de Fidel Castro, que iba a desplomarse en cuestión de horas. En Nicaragua tambaleaba la dinastía de Somoza, en Irán tambaleaba la dinastía del Sha, los militares de Guatemala asesinaban a una multitud de campesinos en el pueblo de Panzós.

Domitila Barrios y otras cuatro mujeres de las minas de estaño iniciaban una huelga de hambre contra la dictadura militar de Bolivia, al rato toda Bolivia estaba en huelga de hambre, la dictadura caía. La dictadura militar argentina, en cambio, gozaba de buena salud, y para probarlo organizaba el undécimo Campeonato Mundial de Fútbol.

El 21 de junio de 1978 – mientras la Selección de Argentina lograba su pase a la final – estalló una bomba en la casa del secretario de Hacienda de Martínez de Hoz, Juan Alemann, que días atrás había cargado duramente contra Carlos Lacoste y los despilfarros de dinero en la organización mundialista.

Algunos autores señalan que se gastaron unos 520 millones de dólares en la organización del Mundial, mientras que otros investigadores aseguran que la cifra fue de 700 millones de dólares, un monto diez veces superior al previsto inicialmente.

Con el equipo de Menotti consagrado campeón, Videla habló en la cena de clausura efectuada en el Plaza Hotel: “El pueblo argentino no reniega de su presente y vive con alegría, diría yo, con heroica alegría, la posibilidad de un futuro promisorio”.

63 personas desaparecieron durante los 25 días que duró el torneo.

El certamen fue televisado por primera vez en colores.

El Alemania-Polonia se jugó a la misma hora que en la Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno, un grupo de mujeres caminaba en torno a la pirámide con pañuelos blancos en sus cabezas. La ronda se repetía desde hacía más de un año ante la indiferencia general, pero la televisión holandesa decidió emitir la imagen minutos antes de conectar con el estadio del River.

Las Madres de Plaza de Mayo, que pedían por sus hijos secuestrados, recibían al fin difusión masiva en el exterior. Justo en el instante en que la Junta iniciaba su gran campaña propagandística.

Argentina había sido designada sede en 1964, cuando perdió con México la votación para organizar el torneo de 1970. Desde entonces apenas se habían designado las sedes y, en tiempos de Isabel y José López Rega, se diseñaron la mascota y el logotipo, que evocaba los brazos levantados de Juan Domingo Perón sosteniendo una pelota.

El general Omar Actis y el contralmirante Carlos Alberto Lacoste, mano derecha de Massera, fueron designados al frente del EAM. Pero Actis, contrario a los grandes dispendios y a las pretensiones de la FIFA de montar un sistema de televisión en color para retransmitir los partidos al resto del mundo, fue asesinado el 21 de agosto de 1976, dos días antes de presentar su modesto proyecto.

Argentina montó el Mundial más caro de la historia hasta entonces, con más de 700 millones de dólares de gasto legal y una suma imposible de calcular pagada en comisiones y prebendas.

Con el retorno de la democracia, Lacoste sería acusado de administración fraudulenta y enriquecimiento ilícito e implicado en el asesinato de Actis, pero Joao Havelange, entonces presidente de la FIFA y cuya compañía de seguros fue beneficiada con el 25% de las pólizas durante el torneo, le mantuvo como vicepresidente del máximo organismo del fútbol hasta 1984.

La final se jugó el 25 de junio en el Monumental, de Buenos Aires. Argentina ganó por 3-1 en la prórroga, Havelange le permitió a Videla entregar el trofeo a Passarella, el capitán argentino, y Ernst Happel, el entrenador holandés, sugirió off the record que en las dos finales sucesivas perdidas por el equipo naranja (1974 y 1978) “el laboratorio lo manejaban nuestros rivales”.

Millones de argentinos inundaron las calles celebrando el título. Entre ellos iba Graciela Daleo, detenida en el centro clandestino de la ESMA, a escasos 500 metros del estadio de la final. Sus carceleros pensaron que sería una buena idea que ella y otras compañeras pudieran ver la explosión de júbilo popular. Acabaron cenando juntos en un restaurante a las afueras de la ciudad.

Al día siguiente nacía Guido, hijo de Laura Carlotto, secuestrada en 1977 y asesinada poco después de dar a luz. Guido fue dado en adopción con otro nombre. Su abuela, Estela Carlotto, es la presidenta de las ‘Abuelas de Plaza de Mayo’, organización que ya ha recuperado a 87 niños de los cerca de 500 que se calcula nacieron en cautiverio, y continúa buscándole.

Henry Kissinger, invitado especial, anunció:

 Este país tiene un gran futuro a todo nivel.

Y el capitán del equipo alemán, Berti Vogts, que dio la patada inicial, declaró unos días después:

 Argentina es un país donde reina el orden. Yo no he visto a ningún preso político.

Kempes fue el mejor jugador de la Copa y también el goleador, con seis tantos. Detrás figuraron el peruano Cubillas y el holandés Rensenbrink, con cinco goles cada uno.

El equipo argentino campeón en 1978.

Agencia Rodolfo Walsh }

Publicado em 30.09.2009

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