Diezmados

Fútbol, desgaste y epidemia de lesiones

por Aliet Arzola Lima

Un reciente trabajo interactivo publicado en el diario estadounidense The Wall Street Journal refleja la diversidad física de los futbolistas en la actualidad, y destaca que, independientemente de sus características, jugadores altos, bajos, rápidos, jóvenes y veteranos pueden alcanzar un nivel supremo.

Esto viene dado por las condiciones naturales de una serie de exponentes, además del constante y rápido desarrollo de los métodos de entrenamiento y la persistencia de quienes practican el más universal de los deportes. Sin embargo, en múltiples ocasiones una minuciosa preparación no basta para opacar las lesiones provocadas por la fatiga, el desgaste o el infortunio.

Dicha situación se ha evidenciado – tal vez como nunca antes – en los días previos a la Copa Mundial de Fútbol de Brasil 2014, donde se ausentarán todo un pergamino de estrellas por dolencias, roturas, fracturas o fisuras sufridas a lo largo de la temporada con sus respec­tivos clubes o en la recta final de la puesta a punto rumbo al magno evento balompédico en suelo sudamericano.

Algunas naciones han sido par­ticularmente afectadas por el fenómeno, en ocasiones por la cantidad de jugadores perdidos y en otras por el calibre de quienes han caído en desgracia. En este último grupo aparece Francia, lastrada por el descarte la semana anterior del extremo Franck Ribery, con dolencias en la espalda.

Por la misma lesión se perderá la cita el volante y capitán ruso Roman Shirokov, mientras una de las bombas centrales de Italia, Riccardo Mon­­tolivo, también emprendió vuelo a casa tras fracturarse la tibia hace diez días, lo mismo que el mexicano Luis Montes. En cada caso, estas ausencias restan creatividad, velocidad y personalidad a sus correspondientes selecciones.

Pero si de 11 diezmados h­abla­mos, quizás ninguno acumule más bajas que Alemania y Colom­bia, los cuales han perdido hombres considerados inamovibles por los entrenadores, como el estelar de­lantero cafetero Radamel Falcao, o sus compatriotas Luis Ama­­ranto Pe­rea, Aquivaldo Mos­­quera y Edwin Valencia.

En el caso de los teutones, hace meses vieron caer por rotura de ligamentos a Mario Gómez y a Holger Badstuber, piedra angular de su de­fensa en el último lustro, además de Ilkay Gündogan (lesión en la espalda), eje en la creación del Borussia Dortmund y una de las es­trellas emer­gentes que se esperaba brillara en Brasil. Para colmo de males, en la recta final de la preparación un esguince en el tobillo terminó con los sueños mundialistas de otra perla alemana, Marco Reus.

Razones de un fenómeno

Algunos culpan a la desdicha o a la mala suerte por la creciente plaga de lesiones, pero la pura realidad es que las exigencias de los calendarios internacionales, tanto a nivel de clubes como de selecciones, pueden conducir a la fatiga extrema has­ta al más portentoso de los jugadores.

El más claro ejemplo pudiera ser Cristiano Ronaldo, quien prácticamente no ha parado desde el 18 de agosto del 2013, cuando comenzó su temporada con el Real Madrid. Ha­blamos de casi diez meses y más de 50 partidos de desgaste, una car­ga muy pesada incluso para un superdotado físico como el crack portugués.

“Hay estudios que ya se han hecho, y libros, que avalan el hecho de que la excesiva competencia y el poco tiempo de preparación, pueden ser una de las causas del au­mento de la cantidad de lesiones”, dijo en Brasil a medios acreditados José Herrera, preparador físico uruguayo.

“Los tiempos de preparación se han visto muy reducidos. Antes eran mucho más largos y no había tanta exigencia en la competencia. Hoy son más partidos y ha aumentado mucho la carga física. Si uno se fija, la gran mayoría de las lesiones ocurren en el tramo final de la temporada, lo que parece confirmar lo que decimos”, concluyó el especialista.

{ Granma }

Publicado em 14.06.2014

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