Enmascarados

12-06-2016b

Teatro? Esporte? Farsa? Os três? Mais algum?

Se tem uma modalidade totalmente a ver com “a vida é um jogo” é a Lucha Libre Mexicana, mas marmelada também não é palavra rara na Luta Livre tal como é conhecida no Brasil. Desde a promoção do evento, passando pelos golpes da peleja ao resultado final, quase tudo é questionável. Às vezes trocam uns tabefes, pinga um sanguinho, mas é difícil – ou dispensável – levar a sério. Isso não quer dizer que seja necessário se colocar no ringue para começar a acreditar…

Certo é que na América Latina isso é recorrente, e no México, como foi aqui nos anos 60 e 70, a coisa tem personagem, para quem é do “Bem” e do “Mal”, sem falar nos espalhafatosos que provocam o público. Até o Andy Kaufman, comediante norte-americano homenageado no filme ‘Man on the moon’ (O Mundo de Andy), esteve nas quatro cordas para ganhar uns trocados. Este teatro esportivo, segundo consta, vem de lá, dos Estados Unidos, e pra variar, virou febre e incorporou-se ao imaginário latino-americano com o Telecatching.

No caso da terra de Montezuma, Verónica Benaim lança um texto na Periodística del Mercosur, que expande sobre os enmascarados multicoloridos, que nesta década de muito revival e pouco conteúdo (!), é um prato cheio para saber mais dos atores-gladiadores. (Ricardo S.)

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El fantástico mundo de la lucha libre mexicana

Un universo de enmascarados y acróbatas que convoca a millones de personas. Sólo el fútbol lo supera en número de espectadores. Entre las cuerdas, con vuelos y llaves de inmovilización. Cuando el simulacro genera pasiones.

por Verónica Benaim

En los últimos años, en México, la lucha libre se ha convertido en un fenómeno popular que arrastra multitudes. Después del fútbol, es el segundo deporte-espectáculo más visto del país.

Como si fueran superhéroes, los luchadores suben al ring utilizando máscaras que ocultan su verdadera identidad, y crean una imagen de misterio y especial personalidad.

En ese sentido, el luchador profesional Blue Panther comentó en el documental ‘Lucha Libre’, producido por la señal de cable Discovery Channel, que “la mascara es un sueño; para mí es la mitad de mi vida. Poder enmascararse es un don sagrado”.

La utilización de la mascara posee una historia y sigue una tradición. El primer luchador que la portó fue, valga la redundancia, “El Enmascarado”, en 1934.

Desde entonces, el rostro cubierto se convirtió en un símbolo dentro de esta práctica con tanta aceptación entre los mexicanos y mexicanas. Sobre el ring, transforma a quien la usa, atrae a miles de fanáticos y garantiza popularidad.

En los duelos llamados de “tapas”, el luchador que pierde la pelea corre el riesgo de perder su mascara y con ella su propia identidad, lo que provoca caída en la popularidad y en muchos casos el fin de la vida profesional.

“A la hora de crear sus personajes, los luchadores pueden elegir entre ser técnicos o rudos. La diferencia está en que en el primer caso el luchador representa al bien y juega limpio, respetando las reglas establecidas. La segunda opción equivale al mal, el que utiliza cualquier recurso para ganar y rompe las reglas; es el provocador que sacude al público y lo somete a un espacio violento”, dijo a APM Rodrigo Barranco Déctor, periodista del diario Imagen, de Veracruz.

El recinto sagrado de la lucha se llama La Arena México y fue estrenado en 1933. Ese fue el primer escenario testigo de los iniciales combates, en los que surgieron personajes míticos de la cultura popular mexicana como El Santo, Blue Demon, o Mil Máscaras, el luchador con vida más veterano del país.

La lucha libre es una forma de salir de la pobreza y de la vida marginal. Si bien muchos luchadores ingresan a ese mundo por una cuestión de tradición familiar, es decir, por tener un padre o abuelo luchador, la mayoría de ellos proviene de sectores sociales empobrecidos e intentan mejorar su calidad de vida.

“Los luchadores sueñan con pisar la arena para convertirse en profesionales y trabajar en las grandes empresas que se dedican a la organización y promoción de esos eventos. Y es que un profesional posee un salario fijo por categoría, más obra social y organización sindical”, dijo Barranco Déctor.

Sin embargo, de mil luchadores que se prueban por año en la arena, sólo debutan 50 a nivel profesional. Son los que pasan a formar parte del Concejo Mundial de Lucha Libre.

La lucha libre mexicana es considerada la mejor del mundo por su completo estilo de llaves. Los movimientos más utilizados son los vuelos desde las cuerdas y los topes suicidas.

Suele ponerse en duda la autenticidad de la pantomima que dibujan los luchadores sobre el ring.

Muchos de ellos defienden la veracidad de sus peleas y reconocen que es un deporte de extremo riesgo. En el documental ya citado, Mario García Orozco, médico de luchadores, explicó que “en promedio, por cada combate, uno de sus protagonistas termina lesionado, de lo que resulta un índice bastante considerado”. Sin embargo, esas lesiones no indican falta de simulación sobre el carácter mismo de los encuentros.

La lucha libre llegó a México proveniente de Estados Unidos y se convirtió en una suerte de “fantástico mundo”, no solamente por las peleas en sí mismas, sino también por todo el mundo que gira alrededor del deporte-espectáculo. Un público fanatizado y un mercado gigante que vende calcomanías, muñecos de plástico, videos juegos, películas y, por supuesto, máscaras.

{ Agencia Periodística del Mercosur – APM }

Publicado em 27.10.2009

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