Moderna versión del circo romano

04-03-2016a

A partir do Peru, uma constatação quase universal sobre o futebol e a política. (Ricardo S.)

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Parábola de la política como fútbol

por Jorge Rendón Vásquez

Finalmente, el fútbol ha saturado la vida social. Es más que un entretenimiento. Es un mundo completo suspendido frente a nosotros que no podemos dejar de ver, y que nos obliga a tomar partido por uno de los contendientes en la cancha, y con mayor razón si es la selección nacional.

Esta moderna versión del circo romano tuvo como escenario inicial el Brasil de Getulio Vargas, a mediados de la década del treinta del siglo pasado…

… O Estado Novo, erigido por este dictador de raíz fascista, luego de subir al poder en hombros de los militares en noviembre de 1930, tenía que complementarse, como política de Estado, con el fútbol como pasión nacional y con los carnavales para que los pobres se convirtieran en reinas, reyes, princesas y príncipes, gracias a la magia de los disfraces pagados a precio de oro aunque durante el año tuvieran apenas para comer. Bailar al son de las sambas y su ritmo, impartido sólo por instrumentos de percusión, o gritar hasta desgañitarse en los estadios con o jogo de cintura de los jugadores sigue transportando a las multitudes de la cruel realidad a la fantasía adictiva, como en aquellos tiempos.

El fútbol se ha apoderado también de la política. Los partidos políticos, a su modo clubes de fútbol, reciben el financiamiento de no tan desinteresados mecenas, preparan a sus equipos con directores técnicos muy bien pagados, los entrenan, los santifican con una publicidad millonaria, reclutan hinchadas a las que fanatizan hasta el extremo de matar o hacerse matar, y envían a la cancha a sus jugadores, confiados en la imparcialidad de los árbitros, si es que no han podido convencerlos antes por algún procedimiento non sancto de que sus equipos deben ganar, sí o sí.

La segunda vuelta en las recientes elecciones en el Perú fue un partido que no terminó con el cómputo final. Hasta ese momento se había jugado sólo el primer tiempo. El segundo comenzó una semana después. El equipo ganador en el primer tiempo tenía ya la victoria asegurada o, por lo menos eso se creía.

He aquí como relataría este segundo tiempo, desde su cabina de transmisión, un locutor de fútbol:

“Ya están en la cancha los equipos Gana Perú, hasta ahora ganador, que viste camiseta de un rojo desvaído; y Derecha, cuyo color es el anaranjado. Empieza el juego, Gana Perú arremete con una maniobra de penetración que Derecha no puede contener. ¡Ovación en las tribunas de la hinchada esperanzada de Gana Perú! Los directores técnicos gesticulan y gritan desde el borde de la cancha. Hay un cambio en el equipo Derecha. El jugador ingresante les dice algo a sus compañeros, y éstos empiezan el juego brusco. Varios jugadores de Gana Perú protestan, pero el árbitro no les hace caso, y el juego sigue. Veo algo extraño fuera de la cancha. El director técnico de los anaranjados, rodeado de varios directivos de su club, se aproxima al de Gana Perú y le susurra algo al oído. El juego se detiene. Salen tres jugadores de Gana Perú y, – ¡Oh sorpresa! – tres jugadores del equipo Derecha que esperaban en la banca, se sacan la camiseta anaranjada, se ponen la del equipo contrario e ingresan a la cancha. Mi colega me dice que esto es usual en partidos de campeonato electoral. Se reanuda el juego. Gana Perú se lanza adelante, con todo. Pero la defensa de los contrarios se hace del balón por un pase equivocado y lo envía al otro campo donde lo controla un zaguero de Gana Perú; éste se acerca a su arquero, patea con suavidad, y ¡zas!: ¡Autogoool! ¡Autogoool! Es un tanto convertido por uno de los jugadores del equipo Derecha que se había puesto la camiseta de Gana Perú. ¡Atención! Hay otro avance más confiado del equipo Derecha; uno de sus delanteros le pasa el balón a un defensa de Gana Perú, que cambió también de camiseta, quien patea, y ¡goool! Aclaro: ¡es otro autogoool, amigos! Las tribunas de preferencia y primera atronan el aire con sus gritos y aplausos, en medio del estallido de bombardas y cohetes. Gana Perú está perdiendo. Si esto sigue así, Derecha le propinará una goleada fenomenal a Gana Perú, cuando todo hacía suponer que este equipo tenía ya ganado el partido. ¡Qué desastre! La numerosa hinchada de Gana Perú observa la cancha, alelada y muda, desde las tribunas de popular. ¡No puede creerlo! El director técnico de Gana Perú acaba de ponerse unos anteojos oscuros que le cubren la mitad de la cara, de manera que no es posible deducir por su semblante lo que está pensando. ¡Amigos televidentes y oyentes, yo me voy!”

Isla Mía }

Publicado em 30.07.2011

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