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Mentir
por Gisela Ortega
Mentir es decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa. La palabra “mentira” proviene del latín mentiri, que deriva de la raíz indoeuropea men, que significa “mente”. Mentiri se refiere a la creación de una realidad falsa a partir de una convicción personal. La voz griega pseûdos significa “mentira”, pero también “error”, “lo inventado que no corresponde a la verdad” e, incluso, “ficción”. En la mitología griega los Pseudólogos eran las personificaciones de las mentiras y las falsedades.
El uso más antiguo conocido del verbo mentir se remonta al período del inglés antiguo (antes de 1150). “Lie” es una palabra heredada del germánico. Del inglés medio lien (“mentir, decir una falsedad”), del inglés antiguo lēogan (“mentir”), del protogermánico occidental *leugan, del protogermánico *leuganą (“mentir”), del protoindoeuropeo *lewgʰ- (“mentir, jurar, lamentarse”).
En filosofía, la mentira se define como la expresión de algo que es contrario a lo que se piensa, o sea, como “locutio contra mentem”. En general, se considera que es la ausencia de la verdad, uno de los valores morales más importantes. Se opone a la veracidad o sinceridad, que es la correspondencia entre lo que se cree que es verdad y lo que se dice que es verdad.
En el ámbito de la comunicación, la mentira se origina cuando se busca engañar a alguien con las palabras. En el medio de las actuaciones, se produce cuando se finge algo que no se siente o no se es.
En general, la mentira tiene una connotación negativa y puede dar lugar a sanciones sociales, legales, religiosas o penales.
Los psicólogos señalan: Al que miente le perjudica en el sentido que altera seriamente su sentido de la realidad, y provoca que poco a poco pierda la capacidad de diferenciar lo que es real de lo que es falso, ya que se acaba creyendo sus propias mentiras, especialmente cuando se dirigen a encubrir aspectos negativos de su persona que no quieren dar a conocer. Cómo detectar a un mentiroso, según un profesor de psicología.
El hecho de comunicar mentiras se llama mentir, y es utilizado por las personas para fingir, engañar, aparentar, persuadir o evitar situaciones. Por otro lado, es frecuente el uso de las mentiras piadosas, con intenciones benévolas que eviten situaciones desagradables o dañinas…
El mentiroso es considerado una persona mitómana. El término proviene del griego. Por un lado, mitos que significa ficción, historia fantástica y por otro, manía que indica compulsión, conducta caprichosa. La mitomanía es cuando alguien miente mucho para conseguir atención o evitar castigos. También se le llama mentiroso compulsivo.
Los motivos por lo que mentimos son muchos, entre otros: evitar un conflicto o una situación perjudicial. Encajar en una situación de necesidad. Manipular a los demás y obtener algo. Evitar dañar los sentimientos de otra persona. Dañar o perjudicar a alguien más. Conseguir algún tipo de beneficio de otra persona. Cuando sienten que su autoestima está amenazada: Por miedo al rechazo, al castigo o a la crítica. Para no ofender o hacer sufrir a otras personas con la verdad, porque no saben o no pueden decir que no. Postergar decisiones, por temor al rechazo o al castigo.
Se supone que no se debe mentir. La mentira es un mal hábito, que es fácil de adquirir pero muy difícil de corregir. Muchas veces llevados por la incertidumbre y la desconfianza, en nosotros mismos, caemos en la tentación de maquillar nuestras historias y cualidades, para suscitar opiniones favorables.
La persona que miente lo hace generalmente para ocultar un complejo de inferioridad o por cobardía. Mentir para unos es una forma fácil de salirse de una situación incómoda sin pensar que la dificultad se va a descubrir cuando se manifieste la mentira.
Mientras que la persona sincera no tiene por qué estar alerta por la interpretación de los hechos manifestados, porque los cuenta tal y como son, en cambio el mentiroso si tiene que andar con cuidado sobre lo que manifiesta para que resulte coherente con lo oído por las personas ante quienes ha presumido.
Un mentiroso que “se respete”, no se conforma con ser un individuo cualquiera, sino que desea ser siempre una personalidad de gran importancia, de ésas que algunos admiramos maravillados.
Las mentiras por cobardía son aquellas que se dicen para tratar de quedar bien en situaciones difíciles. Dentro de este grupo se encuentran las evasivas, cuando no podemos dar una contestación rotunda. Los silencios culpables, el negar en general todo lo que nos pueda traer un disgusto o un castigo (estas son artimañas más arriesgadas, porque para tratar de salvarnos, podemos hacer que la culpa recaiga en otros).
Hay también embustes peligrosos y que además hacen daño. La persona que miente por placer debe saber medir muy bien sus argucias y nunca causar perjuicio con ellas. El que lo hace por deporte, debe tener en cuenta que está continuamente practicando algo muy peligroso. Se engaña por ganar prestigio o lustre a los ojos de los demás, entonces debe pensarse en las consecuencias de sus invenciones – y del triste papel que hará delante de esas personas cuando lo pongan en evidencia -.
Cuando uno piensa en la verdad y en la mentira es posible que vivamos más en el cuento que en la autenticidad. Mentimos porque no solo desconfiamos de los demás sino de nosotros mismos, la mentira, considerada un antivalor moral, siempre tiene una connotación negativa. Sin embargo, su uso está muy extendido desde el punto de vista biológico como mecanismo de supervivencia y en el ser humano incluso desde el punto de vista de integración social.
Mentir está en contra de los principios morales de muchas personas, está específicamente prohibido como pecado en muchas religiones. En política, la mentira es asociada con la falsedad de los gobernantes destinada a preservar la armonía social.
La Iglesia Católica considera la mentira como un pecado que debe evitarse en todo momento y ocasión. Uno de los Diez Mandamientos dice: “No levantar falso testimonio ni mentir contra tu prójimo”.
Los filósofos San Agustín, Santo Tomás de Aquino e Immanuel Kant condenaron toda mentira. Según los tres, no hay circunstancias en las que, éticamente, se pueda mentir. Incluso si la única manera de protegerse a uno mismo es traicionar, nunca es éticamente permisible engañar, incluso ante el asesinato, la tortura o cualquier otra dificultad. Cada uno de estos filósofos dio varios argumentos a favor de la base ética contra la mentira, todos compatibles entre sí. Entre los argumentos más importantes se encuentran:
– La mentira es una perversión de la facultad natural del habla, cuyo fin natural es comunicar los pensamientos del hablante.
– Cuando se miente, se socava la confianza en la sociedad.
En la cultura popular, Pinocho, de Carlo Collodi, es el personaje principal, cuyo nombre da título a su obra, y es un muñeco de madera cuya nariz crece cada vez que dice una mentira.
La fábula de Pedro y el Lobo (o El pastor mentiroso) de Esopo, escritor griego que vivió en el siglo VI a.C, considerado el creador de la fábula clásica… tiene como moraleja la consecuencia que puede traer el mentir por costumbre.
Wikipedia y otros intelectuales señalan:
“La mentira es como una bola de nieve; cuanto más rueda de boca en boca, más grande se hace”.
“La mentira tiene patas cortas”.
“La leyenda es una mentira que al final se hace Historia”.
“La historia es la mentira encuadernada”.
{ SurySur }
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