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Televisión y Fascismo
por Cristián Martínez Arriagada
En 1966 el poeta, cineasta, dramaturgo y activista político Pier Paolo Pasolini escribió un contundente artículo en contra del principal medio de comunicación de masas: La Televisión. En su texto el autor argumentaba que la televisión había ejercido una represión cultural más efectiva que el fascismo al imponer modelos homogeneizados de consumo. “La televisión ha asimilado todo el país al centro, destruyendo las culturas locales auténticas e imponiendo ideologías de consumo hedonista. Esto ha creado frustración y ansiedad colectiva, ya que las personas tratan de alcanzar modelos materiales que no pueden lograr realmente”. Como dice Pasolini, la televisión, en ese “algo terrible que exhala”, en esa “degradación” que apunta, nos atrae en la misma medida que nos rechaza.
“La televisión exhala algo que es terrible, algo peor que el miedo que debió de producir en el pasado sólo pensar en el tribunal de la Inquisición. En efecto, en lo más profundo de la televisión hay algo que se parece al espíritu de la Inquisición: una división clara, radical y chapucera entre los que pueden pasar y los que no. Sólo pueden pasar los imbéciles, los hipócritas, los que son capaces de decir frases y palabras vacías, o los que saben callarse – o callar cuando hablan – o al menos callan en el momento oportuno… La tertulia política en su formato televisivo es, sin lugar a dudas, un profundo foso de degradación intelectual.”
Esta última argumentación de Pasolini resulta sumamente actual ante la contingencia política que vive Chile y el mundo. Estamos en presencia de una nueva camada de líderes de ultraderecha que lo que tienen en común es declararse outsiders, pero que todos, o la mayoría proviene de la TeVe basura, y desde ahí catapultaron sus carreras políticas acusando a todo el resto de corruptos, indecentes, etc, usando epítetos de grueso calibre que son vitoreados por sus fanáticos seguidores. No son solo líderes populistas como se los suele definir por la prensa oficialista, o algunos académicos se refieren a ellos como líderes “Iliberales”, porque no representan los valores típicos del liberalismo político y económico. Yo concuerdo más con Pasolini, son hijos de una “televisión fascista”, una televisión que permite el insulto barato en busca de rating y de likes. Una televisión que ha ejercido una represión cultural más efectiva que el fascismo, y es cosa de ver nuestros propios canales de televisión abierta y el tipo de comentarios de los periodistas (Neme, Sepúlveda, J.C. Rodriguez, etc). Todos sabemos cómo terminó La Red, el único canal que intentó diferenciare con algo de apertura periodística en su programación.
El torpe presidente Winnie de Poo, se negó sistemáticamente a crear una ley de medios, lo que facilitó la penetración de las Fake News, no solo en la televisión, sino que en las Redes Sociales. Y nadie se hace cargo del lavado de cerebro al que se somete a los televidentes. No extraña entonces la popularidad que tienen sujetos como Axel Kaiser y su hermano el diputado Johannes Kaiser, que han hecho toda su carrera en base a noticias falsas que nadie desmiente.
Hoy tenemos como candidato a gobernador por Santiago a otro hijo de la TV basura, a Francisco Orrego, un maestro a la hora de lanzar insultos a sus adversarios desde el púlpito del programa basura que le dio tribuna. Toda la derecha, desde Evópoli hasta Republicanos, pasando por Evelyn Matthei han salido a apoyarlo, sin importarle el bajísimo nivel ético del sujeto. Porque, finalmente, es “uno de ellos” y aunque este Orrego quiera pasar como un simple hijo de vecino, es otro niño más de la elite fascista que domina este país.
Sin embargo, todos los ejemplos que he dado son simplemente burdas copias comparadas con el principal “fascista televisivo”: Donald Trump. Otro tipo que debe su fama a la TV más que a su empresa constructora, (que muchas veces fue declarada en quiebra). Lo que acercó a Trump al ciudadano de la América profunda, al “red neck” fue su participación en un reality show donde humillaba a los participantes, y luego como el mandamás del Concurso Miss Universo.
Es como si en Chile fuera de candidato Kike Morandé, el típico “patrón de fundo”, que tiraba las manos con las modelos y más encima era bueno pa la talla y admiraba a “Mi general”, pero desconoce totalmente de Geopolítica. Ese es el perfil del sujeto que dominará el futuro del mundo durante estos próximos 4 años, con el control total del Senado y de la Corte Suprema. Este “chico reality octogenario” que desconoce de los equilibrios de poder en Relaciones Internacionales, es quien ha creado escuela utilizando la capacidad de penetración de la televisión. Es por eso que muchos líderes nuevos quieren seguir su senda, y en Chile, lamentablemente, tiene varios seguidores.
{ OPAL Prensa }
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