donde no habrá salvación


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Hipótesis de supervivencia

por Eduardo Sanguinetti [*]

No aprecio las promesas sobre un porvenir venturoso, me resultan ofensivas y demasiado estúpidas, en este juego de vidas-sobrevidas, donde no habrá salvación para los que apuestan a la vida tendencia “fitness-tour” y apuestan a la economía: corrupción, sea quién sea el candidato funcional a la devaluación de la política deshonesta argenta…

Las frases grandilocuentes de degradación, lanzadas por candidatos “chatarra”, sólo me inspiran náuseas y despiertan en mi ser un formidable rechazo a todo lo que no acontece aquí-ahora-ya.

He aprendido según transcurrieron en el descuento de los años de mi vida, creo así la denominamos, los magros presupuestos con que la comunidad cuenta, para dar el empujón al abismo del “nunca jamás”, a todos los delegados de la farsa y el espectáculo mediático pestilente, donde caerían por ley de gravedad y levedad, sin remedio, de manera higiénica y clara…

Estos enviados de la farándula y del filo-nazismo instalado en Argentina, representados en la figura degradante de un hiper promocionado personaje, que no cesa de proyectar sus antiquísimas ideas de eliminar libertad de pensamiento, derechos individuales y sobre todo el regreso a lo que se creía superado plasmado en instalar persecuciones y exclusiones a quienes piensan diferente.

Toda ilusión de autonomía se ve conmocionada y coartada para nosotros, ciudadanos de Argentina, con deseos de estar informados, en cuanto nos enfrentamos con la imagen del mundo mediático-virtual impuesta por el poder de los medios, que dibujan la realidad a su antojo, en concordancia con los poderes políticos y privados.

Todo se torna incierto ante una comunidad de rodillas, cual manada que camina a su exterminio, ante la presencia de iluminados fabuladores… Los rumores mediáticos, tras haber sido repetidos un par de veces, toman carácter de evidencia y el peso indiscutible de verdades históricas seculares.

Asimismo, se construyen reputaciones de mesías inversos en estado de paroxismo, representantes de dictaduras genocidas, elevados a símbolo de la destrucción, por periodistas policías que garantizan una cobertura desinformante al servicio de intereses particulares.

Por supuesto que ya no existen canales informativos como para que la comunidad mundial acceda a la verdad de lo acontecido; las puertas se han cerrado y los límites se han roto.

En la vertiente del gran juego mediático, el pacto de credibilidad se rompe. El receptor idóneo es dominado por la lógica de la sospecha frente a juegos de luces y sombras que pretenden y, sin duda, logran manipularlo y extraviarlo en la ubicuidad de la ausencia de la verdad en la información mediática, muy difusa en sus propios fines.

Los medios denominados de comunicación y su intrusión en el campo de las libertades individuales deslizan al sujeto por la pendiente del sinsentido hacia la disfunción narcotizante del exceso de información falaz, lanzada desde donde parece que pasa de todo y no pasa nada.

La vida siempre fue y será una hipótesis de supervivencia, enmarcada en ese “algo” que denominamos realidad, que no será resuelta en el juego del conocimiento ni del pensamiento, elevando a deidades apócrifas, a fetiches… Donde nosotros, sujetos del destino, en nuestras prácticas de relación, no nos encontramos fuera sino dentro de los términos de la ecuación.

En el marco del sistema voraz neoliberal, no podemos conectar vasos comunicantes para entablar ningún diálogo, pues los modelos de producción y de consumo, insisto, se encuentran en las antípodas de un medio ambiente puro. Entonces no se trata de purificar la sociedad actual, sino de sustituirla.

Toda campaña en desmedro de la vida de individuos anestesiados y cobardes, hambrientos y oprimidos, consumidores del descaro, de la impostura y la farsa, asumida como modo de vivir, sin la urgencia del instante, tendrá resultados superlativos, sobre todo en una Argentina, donde la “argentinidad”, no es ya ni un vago recuerdo…

Blanquear a los Don Nadie es la orden del día, un juego tramposo archiconocido, donde cualquiera, es decir los de siempre, no dejan por nada ni nadie sus puestos de dirigentes del ABC argento, los alias habilitados, los que juegan con la vida de un pueblo que mansamente se entrega a los brazos de los buitres locales, los prodigiosos parásitos, mendaces tramposos, inquisidores perpetuos.

Todo esto despierta en quienes estamos alertas al peligro, un real interés: ¿cómo se logró llegar a convertir un país, en una cloaca donde naufraga una nación en estopa, barro y sangre de menopausias divinas?… Asistimos en tinieblas al más aplastante y abominable epileptismo cósmico…

Y los candidatos del “status quo”. apuestan sádicamente al sufrimiento del pueblo, al castigo voluntario, asimilado a un masoquismo “made in Argentina”… Lejos de cualquier tendencia estoica, sólo flagelarse, quién sabe porque oscuras razones… Y la trama crece, “todos para uno y uno para uno”, pactos de los reptantes tras el lucro y la coima: amasijo de ratas mojadas.

Apuntalados por potencias exteriores, no pierdan su tiempo apelando a una sensibilidad inexistente de candidatos ignorantes y socialmente injustos en la emergencia en que permanecemos…

Asistimos al fin de las libertades individuales, al final de la libertad de expresión, al inicio de una era donde la dictadura de los bajos instintos y el autoritarismo fundamentalista xenófobo y entreguista, marcan el derrotero de la República Argentina, pero a no desesperar, hay una salida, muy incómoda, pero existe.

[*] filósofo, poeta y performer

{ Agencia NOVA }

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